Antes del partido contra Guinea las expectativas eran claras: si ganamos, no habremos ganado nada; si perdemos, mejor cerramos (y por fuera). Porque los africanos habían perdido a seis de sus jugadores más importantes, de modo que un triunfo parecía obligatorio.
Y Chile ganó. Lo interesante, respecto a sus últimos encuentros, fue que hizo tres goles. Igualmente interesante es que le hicieron dos y el tercero, en los descuentos, lo evitó Claudio Bravo en una gran maniobra. Si tenemos en cuenta que ante Colombia la falta de gol había sido mortificante, lo de ayer puede reconfortar. Pero si en el 0-0 se había rescatado una mayor eficiencia defensiva, los dos goles de Guinea hablan en contrario.
El primer tiempo fue muy malo. Lento, con una posesión soporífera facilitada por el rival, sin llegada, más allá de un recio remate de Felipe Mora que afligió al portero, y una lentitud de otra época. Malo. No agregó nada a lo ya tan sabido de esta etapa del seleccionado.
A pesar de sus ausencias, Chile fue más en disposición, en cobertura del terreno y posesión, aunque hay que pensar que con equipo completo solo sumó aspectos en contra ante Colombia. En suma, Guinea sintió más las ausencias y por eso no arriesgó en absoluto, aunque con una sola llegada en el primer tiempo pudo anotar.
¿Cuánto bajaron los africanos en el segundo y cuánto subió Chile? Eso nunca queda del todo claro, aunque se puede apuntar que los cambios le dieron a Chile más actividad y más profundidad. En especial agregó esa profundidad el ingreso de Opazo, que reemplazó a Isla y terminó marcando las bandas con Miiko Albornoz al otro lado.
¿Lo de Mauricio Isla es transitorio o hay que empezar preocuparse? Ayer tampoco fue el de siempre, en velocidad, retorno y desborde. Parot no estuvo afortunado en ninguno de los encuentros, de modo que el aporte ofensivo de las alas está ausente (y fue tan importante en otro momento).
En diez minutos del segundo tiempo Guinea perdió el paso. Meneses primero, luego Mora (en la mejor jugada de ataque chilena) y cerrando Vidal, de penal, apuntaron un 3-1 que no tenía discusión y tampoco era una recuperación para el aplauso tras el estreno ante Colombia. El 3-2 puso una dosis de incertidumbre que aumentó las dudas.
La presencia de solo dos “históricos” en el minuto final, Bravo y Vidal, podría hacer pensar en un efectivo recambio. Pero sabemos que para eso hay que seguir esperando.
Todos queremos ver progresos en el equipo. Y este 3-2 invita, pero sabemos que en estos 180 minutos no se han visto. Entonces, ¿dónde quedamos? Donde mismo.