A ver. A juicio de ustedes, ¿qué es más?, ¿una corvina, un jurel o un salmón?, ¿o un jurel tipo salmón? ¿Y entre un salmón y un tigre de Bengala? ¿Y entre un ratón colilargo y un columnista provinciano como yo?
Error. No hay ninguna diferencia entre ninguna de esas especies. Moralmente, al menos. Y yo, por el solo hecho de bromear con este tema podría ser considerado un maldito “especista” y me tendría bien ganada una pateadura en el patio de Derecho de la Universidad de Chile.
Es que supongo que se enteraron —como las personas informadas que son— del estatuto que aprobaron en votación los estudiantes de esa facultad y que decretó que su centro de alumnos tendrá como objetivo “aportar en la construcción de una sociedad anticapitalista, antiespecista y antiimperialista”, y que en caso de que algún candidato realice acciones en contra de estos ejes, su postulación puede ser declarada incompatible.
En la misma semana, una dirigenta de esa organización estudiantil dijo que en caso de denuncias de abusos deshonestos, era posible pasar por alto la “presunción de inocencia”. O sea, persona acusada es inmediatamente una persona frita.
Y en la (¡)misma semana(!) se conoció la situación de la alumna Polette Vega, estudiante de Trabajo Social en la U. de Chile, quien fue agredida por segunda vez en el año por pertenecer al movimiento de centroderecha universitaria.
Parece que hoy en algunas universidades chilenas, especialmente en la U, hay que andarse con cuidado si uno no “comulga” con lo que parecen ser las nuevas “religiones obligatorias”, como el antiespecismo, el anticapitalismo, el antiderechismo, el gretismo. Y otros credos cuyos nombres desconozco o no quiero acordarme.
A menos que uno quiera terminar como Polette —quien primero fue atacada por encapuchados, al estilo Ku Klux Klan, pero que después volvió a ser atacada… a cara descubierta—, más vale no bromear con estos temas.
Porque este es un KKK sin capucha, mucho más “transparente” y honesto. Que además no anda al lote, porque deja por escrito un reglamento, sin letra chica, en el que expresa claramente que la intolerancia desde ahora estará permitida. Tal cual. Es decir, las ideas que no sean mayoritarias, quedarán prohibidas por decreto. A la vista y paciencia de todos. Para que nadie diga que no les dijeron que había cosas que no se podían pensar ni menos decir.
Es una nueva inquisición. Pero con mucha más onda que la antigua. Moderna, cool. Aunque igual de eficaz.
Visto así el tema, el KKK era una entidad de unos pobres viejos cobardes que se escondían detrás de un disfraz ridículo para salir a golpear a personas por tener la piel demasiado oscura.
Si antes se persiguió a negros, homosexuales, judíos, gitanos, hoy algunos están comenzando a hacer lo mismo con carnívoros, capitalistas, derechistas, creyentes, heterosexuales, fumadores de tabaco (los otros son buena onda). Da la impresión de que para allá vamos.
Qué miedo el nuevo KKK sin capucha.