Estreno del duodécimo Famfest, “Alba y los 100 pasos” tiene como gran mérito el ser una obra destinada a niños y adolescentes, hecha como si fuera teatro para adultos. Se para en escena con un cuidado nivel de producción y una historia entretenida, personajes atractivos y bonita música y canciones, para abordar con acierto contenidos tan necesarios como importantes: que cada cual debe atreverse a ser como es, que el ‘bullying' no existiría si las personas desde chicos aprendieran a respetar lo diferente, aquello que está fuera de lo etiquetado como normal. Porque todos de algún modo nos salimos de ese promedio.
Con texto de Manuela Oyarzún, el relato semeja una variante lejana de “Alicia en el país de las maravillas”. Una niña albina, que se siente protegida en su hogar por sus padres, pero a quien le aterra ir al colegio donde la maltratan, se escapa y vive en la jungla urbana una serie de encuentros con otros personajes que pueden ser considerados ‘freak'. Sus andanzas le llevan a asumir sin miedo su identidad y le enseñan a valorarse y quererse a sí misma. Entiende, sobre todo, que sentirse especial no es solo bastante común, sino hasta deseable.
La puesta, de Omar Morán, armoniza la aventura con el humor y los aspectos fantásticos y musicales con el propósito formativo; consigue además de su elenco caracterizaciones graciosas y que despiertan empatía. La música de Alejandro Miranda suena grata y envolvente, y las canciones están satisfactoriamente cantadas. Lo que sí parece discutible es la escenografía, que con sus pilas de cajas de cartón provee un marco pobre en lo visual y expresivo, y que el texto se suele entusiasmar con impartir lecciones en ámbitos distintos que podrían ser materia de otras obras (por ejemplo, que la azúcar es dañina o la importancia de leer para aprender a pensar).
Es un buen aporte conjunto de Oyarzún y Morán, ambos con un vasto camino recorrido en actuación, dirección y dramaturgia, pero que aún no habían trabajado juntos ni para un público tan específico como el infanto-juvenil (edad sugerida sobre los 8 años). Funciona bien, y a ratos —todos por lo general en la primera mitad— muy bien; andaría aún mejor si se le podaran varios de los 70 minutos que dura. Ocho canciones en ese lapso son, a nuestro juicio, demasiado (no le vendría mal el quitar una o dos), y a veces los diálogos tienden a empantanarse en giros irrelevantes.
GAM. Jueves a domingo, a las 17:00 horas, hasta el 28 de julio. Del 4 al 11 de agosto, sábado y domingos, a las 17:00 horas.