Fabrican píldoras con chip (www.abilifymycite.com). Ingerido, el chip informa al sistema que el enfermo cumple su programa.
¿De quién son los datos?
Algunos, recelosos de su vida privada, preferirán ni tomar píldoras con chip. Pero ya estamos fritos.
Por encima nuestro arremete la transformación digital; más nos vale montar ese caballo.
Ejercicio imaginario: cómo aprovechar en la vida cotidiana los millones de datos que generamos.
Estos datos míos ya los conoce algún sistema o máquina: agenda, ingresos y egresos, compras con tarjetas, llamadas telefónicas, navegación por internet, correos, whatsapps, consultas médicas, desplazamientos por la ciudad, viajes en el transporte público…
Y ya vendrán medidores inteligentes de mis consumos de agua, gas, electricidad.
Con esos datos, un programa de inteligencia artificial me conocerá. Podrá proponerme un menú de conductas que ajuste mis ingresos con necesidades clave; y una agenda de tareas y aficiones.
Tal como Waze me guía por rutas más despejadas, el programa me sugeriría caminos.
Podría ayudarme a controlar lo que enchufo y desenchufo e incluso disponer solo comidas que se cocinen con poca energía.
Transformada mi vida doméstica, yo me entretendría viendo las estadísticas, averiguando, por ejemplo, si me relaciono más con hombres o con mujeres. Y reflexionaría. Y crearía. Jugaría. También navegaría la incertidumbre.
Transformaría mi oferta profesional. El sistema mejoraría mi redacción y escribiría para el mundo entero, para distintos públicos (¿los chinos?). Escudriñaría sus intereses y me haría calzar con ellos. Reciclaría escritos antiguos para distintos lectores y medios, por ejemplo, para ciegos. Me sugeriría asociaciones. Todo gracias a los datos.
Saltemos a lo multitudinario. Porque en Chile, algunas organizaciones se están montando en este caballo.
El miércoles, Gtd, empresa chilena que instala conexiones, cables, fibra óptica, pero que ahora declara que se dedica a los servicios de datos, invitó a hablar a Genis Roca, consultor español.
Roca dijo que no se trata ya de traducir lo análogo a digital, sino que de manejar millones de datos en tiempo real. “El nuevo tamaño es la velocidad”, dijo.
Boris Peña, gerente de operaciones de Rosen, habló ahí mismo: “No podemos dejar de lado a quienes nos han ayudado a construir la empresa”.
Peña busca que el cambio no borre la empatía, la credibilidad, la honestidad, la actitud de los colaboradores. Lo gestiona, mientras monta el caballo inevitable.
El viernes, en la Comisión Desafíos del Futuro del Senado, expertos revisaron el tema: lo político, lo económico, lo biológico, lo filosófico y lo que se está empezando a hacer en la Corfo, en Salud, en Agricultura, en la industria, en educación… posibilidades, amenazas.
Surgió un borrador, un plan para, en agosto, pedirle al Presidente Piñera definir una política de inteligencia artificial para Chile.
Hay que procesarlo rápido, la realidad supera casi siempre a la política. Silicon Valley está al acecho.