Tryo Teatro Banda tiene ya larga y variada trayectoria, comenzaron con obras de Juan Radrigán y algunas infantiles, pero pronto se centraron en el análisis de nuestra historia, con puestas en escena atrayentes, graciosas, y con un muy central componente musical. Inicialmente fue un trío de músicos actores que tocaban variados instrumentos, de ahí su nombre. Posteriormente el grupo se ha ampliado o reducido según las necesidades de las obras, pero sus integrantes centrales siempre han sido Francisco Sánchez, multifacético actor, músico, director, y Carolina González, la productora y organizadora desde los lejanos inicios en que en una antigua van, con su hijo, los actores y el decorado, recorrían comunas y ciudades presentando sus obras. Con satisfacción, y hasta con orgullo, hoy podemos observar el gran nivel de producción y de calidad a que han llegado.
La “Tragicomedia del Ande” es tragedia por la serie de traiciones que señalan una constante corrupción del alma, y es comedia por la gracia de su desarrollo. Al centro del escenario se yergue una gran pirámide blanca, coronada por un sol; en sus dos primeros niveles se ubica el “ensamble” MusicActual, del compositor y director Sebastián Errázuriz. El carácter musical que siempre ha tenido Tryo Teatro Banda da ahora un paso hacia la música de cámara y, sin abandonar su atractivo popular, agrega la mayor elaboración de la música culta.
La trama cubre un amplio espacio de tiempo y se desarrolla desde Panamá hasta el Cusco, con instancias en la corte de la reina de España, Tumbes y Cajamarca. Es una rápida sucesión de escenas más bien sugeridas. La alta pirámide blanca preside toda la acción, los personajes bajan o suben por ella en insólitos movimientos, graciosos y acrobáticos. Las escenas en primer plano tienen belleza e ironía. Tenues
pizzicatos sitúan acciones, e instrumentos de música andina nos sitúan en las tradiciones hispanoamericanas.
Reiteradamente, el sacerdote Luque hace jurar a Pizarro y Almagro que serán leales entre sí y se repartirán por igual las riquezas que consigan; juran, pero leves demoras o una graciosa tergiversación de las palabras sugieren que no cumplirán. Se engañan entre sí; con aparentes buenas razones, no cumplen sus promesas. La serie de engaños y traiciones culmina al fingir amistad al inca Atahualpa, invitarlo a una cena de amistad, en ella masacrar a todo su séquito y a él tomarlo prisionero. Atahualpa tampoco era irreprochable, había hecho guerra y dado muerte a su hermano Huáscar, el legítimo heredero, y se había instalado como Inca.
Todo conduce al hecho histórico conocido: Atahualpa, a cambio de su libertad, ofrece llenar de oro, hasta la altura de su brazo extendido, la gran sala en que están. Es un pacto que se acepta, pero cuando se ha juntado todo ese oro, lo asesinan.
Tono de comedia tiene la parte en que Diego de Almagro indica que la Reina de España le ha concedido la gobernación de las tierras al sur del territorio del Inca, es decir, de Chile, y Atahualpa, para librarse al menos de uno de sus captores, le indica que ese territorio es riquísimo, que en él hay templos llenos de oro y los araucanos son gente muy pacífica que aceptarán gustosos las enseñanzas del cristianismo.
La aparición del Inca Atahualpa da un vuelco a la representación, su esplendente figura aparece en la parte central de la pirámide, que se desprende y avanza. María Izquierdo, con rostro y atuendo dorado, confiere alta dignidad a su personaje. Luego, cuando no se cumple lo pactado y aguarda su muerte, esa misma parte central de la pirámide gira y en la parte posterior las maderas de su estructura pasan a conformar un elaborado diseño que si bien es una cárcel, también sugiere una estancia apropiada para el Inca.
En un final musical y trágico, aparece la muerte como castigo, la riqueza malamente adquirida no se la llevarán, Atahualpa, aunque no cree, acepta el bautismo para evitar que su cuerpo sea quemado y pueda ser embalsamado. Almagro, engañado reiteradas veces, toma venganza y hace matar a Pizarro, y la muerte que diera en forma artera le llega a él mismo.
Cada actor interpreta varios personajes y toca diferentes instrumentos, además de los más elaborados sonidos del “ensemble”. En la parte inicial Alfredo Becerra representa con energía al Padre Luque en su reiterada toma de juramento a Diego de Almagro, interpretado por Eduardo Irrazabal, y a Francisco Pizarro, por Francisco Sánchez. Daniela Ropert interpreta, entre varios otros personajes, a la Reina de España. Sin duda, son Francisco Sánchez como Pizarro y María Izquierdo como Atahualpa quienes destacan en un conjunto muy homogéneo de alta calidad. Sebastián Vila dirige con acierto las actuaciones, el diseño y coordina con Sebastián Errázuriz la música.
Con una música que enriquece la historia verdadera de traiciones e incumplimientos, la “Tragicomedia del Ande” confirma, lamentablemente, que la riqueza y el poder enceguecen, y que algo interno y profundo debe hacerse para recuperar la verdad y la humanidad.
“Tragicomedia del Ande”Lugar: GAM.
Dirección general: Sebastián Vila.
Investigación y dramaturgia: Francisco Sánchez y Tryo Teatro Banda.
Fecha: Hasta el 2 de junio. Viernes, sábado y domingo, a las 20:30 horas.
Entrada general: $8.000. $4.000, estudiantes.