El epílogo de la fase de grupos de la Copa Libertadores resultó brutal, con todos los cuadros nacionales fuera de la competencia. El premio de consuelo para los terceros de cada zona, recalar en la Copa Sudamericana, cayó en Palestino y Universidad Católica, mientras Universidad de Concepción terminó sin nada al inclinarse frente a Godoy Cruz, luego de la victoria de Sporting Cristal sobre Olimpia en Paraguay.
Palestino enfrentó a River Plate, el actual campeón del torneo, e Internacional de Porto Alegre, dos candidatos a levantar el trofeo en noviembre. Digno ante ambos, respetó una idea de juego. Ignacio González no fue un arquero confiable, sumándose además un plantel corto, donde extrañó un delantero rápido y con gol.
Meritorio lo del conjunto de Ivo Basay, que vino desde la fase inicial de la Copa y dejó en el camino a Independiente Medellín y Talleres de Córdoba. Tuvo a Luis Jiménez en un excelente nivel, con la potencia de Lucas Passerini más el trajín de Agustín Farías y Julián Fernández (su expulsión ante River baja sus bonos) y la solidez de Guillermo Soto y Brayan Véjar en los laterales. El rival a vencer era Alianza Lima, superior en ingresos y claro local en Matute. Por eso es tan valorable la tarea del conjunto de Basay.
En el caso de Universidad Católica, la eliminación es inquietante. El equipo fue uno en San Carlos de Apoquindo y otro afuera. Le alcanzó para seguir en la Sudamericana, pero la expresión ante Gremio resultó de una pobreza subsahariana. Sin patear al arco, incapaz de darse tres pases seguidos, con la natural interrogante de por qué un jugador con desequilibrio individual como Diego Buonanotte es enviado al campo cuando la leche está cocida, la impresión es que esta campaña, desde el juego, es inferior a la de 2017.
Ese equipo de Mario Salas, cuarto en su grupo, no fue menos que nadie y dio batalla en Curitiba, Sao Paulo y Buenos Aires. Cayó por yerros individuales, cierta ingenuidad colectiva, pero los adversarios jamás sintieron que los partidos estaban abrochados. Frente a Libertad y Gremio, de visita, la UC nunca compitió. Sobraba experiencia, en especial de tres cuartos de cancha en adelante. Cuesta entender cómo fueron tan permeables.
En el caso de Universidad de Concepción, la derrota ante Godoy Cruz evidenció los problemas que la escuadra de Francisco Bozán exhibe en el terreno local. Si Patricio Rubio no está en su noche, le cuesta mucho hacer goles. Depende en exceso de las habilitaciones de Hugo Droguett. No alcanzó con la intensidad y los piques de Nicolás Orellana o el criterio del peruano Josepmir Ballón.
Los penquistas carecieron de un atacante veloz y potente, pero ante todo, sintieron en exceso la ausencia del uruguayo Alexis Rolín. Frente a Olimpia tampoco estuvo Gustavo Mencia y en la lógica del fútbol ficción, queda la impresión que con ambos defensores podía sostener la ventaja parcial ante los guaraníes en Collao. En el arco, Cristian Muñoz no proporcionó la seguridad de antaño y Guillermo Pacheco aún lamenta la evitable expulsión en casa ante Godoy Cruz.
En la Copa Libertadores los pecados mandan al infierno.