Señor Director:

Una muy interesante polémica ha surgido a partir de los reclamos de un grupo de estudiantes de educación superior por una supuesta carga académica excesiva.

Varios factores se han mencionado como causas: la falta de preparación con que entran a la universidad, una mayor prevalencia de enfermedades mentales, los largos tiempos de desplazamiento y la compatibilización de trabajo y estudio.

Es probable que cada uno de estos elementos contribuya en algo a la explicación, pero me parece que falta una causa importante, en la que sí ha habido un cambio muy significativo respecto de los que hoy somos adultos. Me refiero al tipo de “carrete” que tiene esta generación, con abundancia de drogas y alcohol, que se mantiene durante todo el fin de semana, alterando muy significativamente los horarios de sueño.

Es inevitable que esta situación —mucho más generalizada de lo que sería deseable— afecte negativamente el desempeño estudiantil, deteriore la calidad de las horas de estudio y genere un estado de permanente cansancio. No se trata solamente de excesos que se terminan cuando se inicia la vida laboral, por lo que podría además estar teniendo efectos negativos en la productividad laboral de los profesionales jóvenes.

Es de esperar que la situación de agobio de nuestros estudiantes nos lleve a poner este grave problema sobre la mesa. Hace años que es necesario.

M. Cecilia Cifuentes Hurtado