Las estrechas relaciones de Chile y Colombia se han reforzado con la reciente reunión de los presidentes Sebastián Piñera e Iván Duque, en la que juntos impulsaron la nueva instancia de encuentro de presidentes sudamericanos, Prosur. Los intereses de ambos países son afines, y, desde la firma del tratado bilateral de libre comercio y la creación de la Alianza del Pacífico se han aunado esfuerzos para hacer a ambas economías aún más convergentes, con positivos resultados, si se consideran, por ejemplo, un intercambio comercial anual de más de dos mil millones de dólares y cerca de 24 mil millones de dólares en inversiones en ambos países.

Duque y Piñera se han empeñado en dinamizar las relaciones bilaterales, con la firma de varios instrumentos de cooperación, entre los que destacan acuerdos en los ámbitos de las ciencias, tecnología e innovación, así como de transporte, inversiones, comercio y ciberdefensa, y en aspectos prácticos, como el reconocimiento de las licencias de conducir en ambos países. La colaboración bilateral también ha estado marcada por el apoyo de Chile a las distintas instancias de las negociaciones de paz con las guerrillas en Colombia. Al mismo tiempo, han sido claves las acciones de coordinación para la defensa de la democracia en Venezuela y el esfuerzo de ambos países para acoger a los cientos de miles de refugiados. En este sentido, sin embargo, es importante esclarecer las condiciones en las que se recibiría a los efectivos militares que salieron de las Fuerzas Armadas venezolanas, y que su eventual integración a cualquier programa de inserción debe ser como civiles, en las mismas condiciones que el resto de sus compatriotas que han llegado al país.

La acción conjunta de Piñera y Duque ha tenido un resultado importante en el reciente lanzamiento de Prosur. Busca esta iniciativa llenar un espacio que quedó vacío desde que distintas instancias de integración fracasaron, o quedaron sumidas en una parálisis. El caso emblemático es Unasur, nacida a instancias de Lula da Silva y cooptada por Hugo Chávez para transformarla en una organización útil a sus esfuerzos de influencia ideológica en los países miembros, y que fue hundiéndose en la inoperancia.

Siendo impulsores de Prosur, Piñera y Duque están comprometidos a reforzar esta alianza en pos de una mayor complementación política. Pero, sobre todo, deben cumplir la promesa de que este nuevo foro no será otro organismo burocrático e inoperante como tantos que han colmado la historia latinoamericana, y que constituirá una instancia moderna de integración y de reforzamiento de los sistemas democráticos, sin ideologías, y con pleno respeto del derecho internacional. De ese modo, podrán responder a las críticas de los sectores de izquierda que acusan que esta sería una maniobra de los presidentes "de derecha" para "impedir que surjan gobiernos progresistas", como dijo el ex canciller de Lula, Celso Amorim, así como a quienes observan con escepticismo este tipo de iniciativas.