El devenir de la Copa Libertadores permitió que pasara colada una información de La Tercera sobre la opción de compra que ejecutó Sporting Cristal por el pase del zaguero Omar Merlo a Huachipato. En la nota se describen los términos del contrato, que permitió al conjunto peruano adquirir el 50 por ciento de los derechos económicos del futbolista en 100 dólares, a todas luces un precio vil.
¿Es posible que un jugador de nivel internacional tenga ese valor? Lo mínimo que se espera ante una denuncia de ese tenor es que Impuestos Internos o la Unidad de Análisis Financiero (UAF), que se relaciona con el Presidente de la República a través del Ministerio de Hacienda, solicite los antecedentes de la operación.
Mientras esto sucede, la ANFP vive momentos complejos. La renuncia de Andrés Fazio a la vicepresidencia develó los quiebres en el directorio. Desde Quilín cuentan que Sebastián Moreno, presidente de la corporación, hace 45 días que no habla con Victoriano Cerda, uno de los controladores de Huachipato, quien en reuniones sociales se jacta de manejar el fútbol chileno. Nadie sabe con qué autorización, pero incluso entrevistó técnicos para asumir en la selección Sub 20.
La actitud de Cerda provocó este quiebre con el timonel del fútbol nacional, quien no desea aparecer como pieza decorativa. El acuerdo con el Sindicato de Futbolistas (Sifup), para no activar la norma que transformaba la Segunda División en una categoría Sub 23, acrecentó el distanciamiento. Cerda, quien fue uno de los impulsores de la candidatura de Moreno, no comparte la negociación. Junto a Ñublense (Patrick Kiblisky) y Unión San Felipe (Raúl Delgado) enviaron cartas a la ANFP solicitando actuar con juveniles en el caso de que se activara el paro convocado por el Sifup y abortado por Moreno. Les respondieron que no se preocuparan: no habría paralización.
El extimonel de Cobresal no quería debutar con una huelga y menos cuando recién se está ejecutando el contrato con Turner, el detentador de los derechos de televisión del fútbol nacional. El tema ahora es que en el consejo de presidentes, donde debe aprobarse la normativa de la tercera serie de nuestro fútbol, estos clubes estarían por cuestionar la decisión del presidente.
En esta línea viene otra batalla: ocupar las dos plazas del directorio, vacantes por la renuncia de Fazio y Jacques Albagli. El candidato de los tres clubes disidentes es Eduardo Olivares, abogado, hombre de confianza de Raúl Delgado. De concretarse la operación, se uniría a Martín Iribarne, director de la ANFP, que representa los intereses de Unión La Calera. En síntesis, los clubes cuestionados por su política de "poner y sacar jugadores" o prestarse para triangulaciones de transferencias estarían en una posición privilegiada por su acceso a la información.
Moreno está en una encrucijada. Necesita apoyos para sortear un duro momento, pero ante todo demostrar que es capaz de dar gobernabilidad. Una tarea compleja, donde los equipos tradicionales y con proyectos deportivos pueden dar una mano generosa.