En mi columna anterior describí la situación de la oposición con representación parlamentaria dividida en 8 partes. Agregué además que existían esfuerzos parciales con respecto a seis grupos de oposición que habían conformado dos convergencias de coordinación.
La convergencia progresista integrada por el PPD, el Partido Socialista y el Partido Radical y una convergencia sin nombre que agrupa al Partido Comunista, al Partido Progresista y al Partido Fuerza Regionalista Verde Social. También sostuve hace 15 días en estas páginas que lo anterior era un esfuerzo positivo pero insuficiente y que este año se abría una posibilidad de profundizar la unidad del conjunto de la oposición sobre la base de enfrentar las contrarreformas anunciadas y propuestas por la derecha desde La Moneda.
Describí hasta ese minuto tres contrarreformas, dos de las cuales, la tributaria y la previsional ya han sido presentadas a trámite legislativo y la tercera insistentemente anunciada pero no presentada, la contrarreforma laboral. En los últimos días se ha agregado una cuarta contrarreforma que pretende retroceder en la educación media volviendo al copago y volviendo a la selección de los alumnos para integrar las dotaciones escolares. Dijimos también en aquella oportunidad que esta situación permitiría construir la unidad de la oposición para enfrentar las contrarreformas con principios comunes a defender y proyectar.
Hasta ahora se han dado dos pasos positivos en esta dirección. El conjunto de la oposición ha firmado un documento de 8 puntos centrales para enfrentar la contrarreforma tributaria del gobierno y ya se ha iniciado el diálogo con este. Lo valioso de este documento es que junto con ordenar a la oposición se abre al diálogo en esta materia con el gobierno sobre la base de principios centrales a una coalición de centroizquierda e izquierda.
El gobierno ya sabe que no habrá contrarreforma tributaria si esta no se apega a los principios declarados por la oposición, es decir: mantener la recaudación, que esta siga siendo progresiva y ojala más, que colabore con el desarrollo de las Pymes y que se fortalezca y no debilite el rol antielusión y antievasión del SII. Gran paso de la oposición porque enfrenta la iniciativa de la derecha a partir de principios inherentes a una fuerza política de centroizquierda en esta materia.
El segundo paso positivo ha ocurrido en los últimos días porque frente a la ofensiva de la derecha encabezada por el Presidente Piñera y su ministra de Educación Marcela Cubillos, cuyo objetivo es volver a la selección parcial de postulantes y de alguna manera soslayada volver al copago en la educación particular subvencionada, ha sido el rechazo inmediato de todas las bancadas de la oposición llegándose incluso a sostener que tal cual está el proyecto a presentar, lo más probable por parte de la oposición y su bancada sea rechazar la idea de legislar.
Y lo positivo de este planteamiento no es un obstruccionismo por serlo sin principios sino muy por el contrario porque la defensa del proyecto de inclusión del gobierno de la Presidenta Bachelet, también está sustentada en principios como la no discriminación de los alumnos por ingreso socioeconómico o comuna donde nació, la centroizquierda reivindica la ley de inclusión como un paso sustantivo a la construcción en ese nivel de una sociedad más justa.
Cabe destacar, además, que en este tema el resultado del nuevo proceso de admisión ha sido ampliamente satisfactorio donde alrededor del 85% de los padres y apoderados han satisfecho con el nuevo sistema las prioridades de establecimientos educacionales que eligieron para sus hijos, destacándose que el 60% de este universo quedó en el primer establecimiento seleccionado por los padres.
Este debate es profundamente y en buena hora ideológico. Se enfrentan dos cosmovisiones; la de la derecha que en palabras del Presidente estima que la educación es un bien de consumo y que está inserta en la industria de la educación, frase tan descomedida que incluso llevó al Presidente Piñera a rectificarla y reemplazarla por comunidad escolar en vez de industria, la otra cosmovisión que pertenece a la izquierda y a la centroizquierda es que la educación es un derecho y no un negocio. Lo anterior ya quedó establecido con la ley de Bachelet que eliminó gradualmente el copago, terminó con el lucro y generó un sistema de admisión que coloca a todos los alumnos en igualdad de condiciones y no en la desigualdad producto de su origen socioeconómico.
La prueba de fuego para la oposición, sus direcciones políticas y sus bancadas es ser coherentes, para todos sus integrantes, de la defensa de estos principios mencionados y no se puede permitir el desorden en las filas de la oposición que no cumpla con estos acuerdos sobre principios. Mi opinión es que tenemos que erradicar en las conductas de la oposición y particularmente en sus parlamentarios todo impulso al pequeño e individual emprendimiento y subordinar este impulso a las decisiones colectivas basadas en principios.
Si todo lo anterior durante este año resulta, se abre el amplio y ancho camino para una oposición unida sobre principios y contenido para enfrentar a la derecha el próximo año en las elecciones regionales y municipales.