Este jueves, Chile sale a la cancha en Rancagua con el objetivo de iniciar su ruta al Mundial Sub 20 de Polonia. El conjunto de Héctor Robles apunta a uno de los cuatro cupos que recibe Sudamérica. Una tarea compleja para la selección nacional, que no asiste a este certamen desde 2013. En este siglo, el fútbol local llegó a Argentina 2001, Holanda 2005, Canadá 2007 y Turquía 2013. La memoria nos recuerda que en 1997, en el último clasificatorio disputado en Chile, la actuación resultó lamentable. También que hace dos años, en Ecuador, con el exzaguero en la banca, la eliminación fue más dolorosa que en otras ocasiones por el potencial del plantel.
La impresión es que Robles aprendió. En una conversación informal, el entrenador repasó varios de sus errores del ciclo anterior. Uno de los principales fue la sobreexposición de su figura y sus jugadores. Hoy, con mayor experiencia, entendió que las medidas disciplinarias deben ser parejas para todos, incluso fuera del período de concentración.
El título en los Odesur de Cochabamba 2018 es un buen síntoma. Los amistosos posteriores, donde resaltan dos empates frente a Brasil y una victoria ante Uruguay, mostraron un cuadro equilibrado, bien balanceado, sin depender de alguna figura decisiva. Sí se visualizaba la ausencia de un jugador desequilibrante en los metros finales. Antes de arrancar el camino con Bolivia, Venezuela, Brasil y Colombia, la interrogante es cómo será reemplazado Ignacio Saavedra. El mediocampista de Universidad Católica, lesionado en la fecha final del torneo por Mathias Riquero, exhibía un nivel sobresaliente. Otorgaba salida y orden en una posición fundamental como volante central.
En la retina y fresco está el Sudamericano Sub 17 de 2017, cuando los hinchas rancagüinos convirtieron el estadio El Teniente en una caldera. La comunión entre la gente y el equipo de Hernán Caputto gatilló un rendimiento inesperado y permitió que Chile volviera en la cancha a un Mundial Sub 17 después de dos décadas. Un fenómeno que podría repetirse a partir de la presencia de cuatro futbolistas de O'Higgins en la nómina: el arquero Luis Ureta, el defensa Tomás Alarcón y los delanteros Matías Meneses y Antonio Díaz.
A diferencia de otros procesos, Colo Colo apenas presenta dos jugadores (Carlos Villanueva e Iván Morales). Una evidencia de los problemas existentes en el fútbol joven del Cacique. El año pasado, Héctor Tapia enfrentó enormes dificultades para cumplir la regla de utilizar un Sub 20 al menos por 1.350 minutos. Por su relevancia, impacto y recursos, los albos debieran ser la base de cualquier proceso de selección juvenil. Huachipato, en un hecho casi inédito, no posee convocados. Un pilar del fútbol juvenil empieza a sentir la política de sus controladores. No les interesa la formación.
Ojalá la escuadra de Robles consiga el boleto a Polonia. Sería un buen comienzo para un año donde las selecciones competirán y requerirán definiciones.