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Cartas
Miércoles 02 de enero de 2019
¿Cómo que el Viejito Pascuero no existía?
Señor Director:
Manifiesto a usted que he superado la dolorosa experiencia de discriminación por vejez, y hoy son otros los motivos que me incentivan a escribirle.
Pensé que era una broma de Inocentes la llamada que recibí desde las oficinas del Senama. Me invitaban el 28 de diciembre a una clase para profesores de primero básico en el Centro de Extensión de la Universidad Católica. Luego de constatar la veracidad del llamado, lo colgué en mi árbol de Navidad como un regalo de Santa, y decidí asistir por la razón que expongo.
Como miembro del Programa de Asesores Séniors del Senama, tengo para el año 2019 el compromiso de reforzar los aprendizajes de lectoescritura a dos escolares pertenecientes a familias vulnerables de la comuna donde ejerzo de voluntaria, y aunque a usted le parezca increíble, estos niños de 10 años cursaron tercero básico sin saber leer ni escribir como Dios, el ministerio y la razón mandan. Hoy están promovidos a cuarto.
No me explico cómo avanzaron en el sistema. ¿Son los milagros que ocurren en algunas escuelas, para dicha de algunos y desdicha de otros?
Asistí al magno evento: la clase magistral de una maestra, culta y conocedora de la difícil y bella tarea de enseñar; aplicó correctamente el guion que le entregaron y los resultados fueron los esperados. Una titánica tarea con niños de diversas escuelas en tiempos experimentales y con variados objetivos. Terminada la clase pública, en solo minutos la docente respondió algunas preguntas que formulamos los asistentes, que en un 99% pertenecíamos al sexo femenino (tema para otro análisis a considerar). Nuestras consultas y sugerencias quedaron pendientes, pero quiero suponer que serán material de trabajo para la Unidad de Currículum del Mineduc, quizás para la cátedra universitaria o para algún docto estudioso del tema.
Concluyendo, señor director, quiero destacar en mi arbolito algunos de los elementos que lo adornan: El lucero que destelló en las ventanas del Senama al invitar a sus educadores séniors al evento programado por el Mineduc. En mi pesebre, la figura de la educadora que enfrentó sabiamente la clase con todas las dificultades técnicas. También notable es la estrella que iluminó a las oficinas de la Unidad de Currículum del Ministerio al iniciar un proyecto que considera a los docentes de primero básico. Un poco tarde, creo, pero mejor que nunca. En esta experiencia tienen sentido las palabras del doctor Stanley Swartz cuando expresa, "el cambio real solamente ocurrirá cuando se ejecute por los propios educadores profesionales. Ni las leyes ni la adopción de programas o planes de estudio podrán asegurar el cambio en la práctica educativa". ¡Y vaya si fue genial e innovadora la idea de perfeccionar en forma masiva, presencial y virtual a 1.200 profesores de Santiago y Antofagasta!
Pero se apagaron las luces de mis guirnaldas. Reunía a los docentes y alumnos(as) de otros cursos y de otras regiones. ¿Cuándo y cómo se repararán las conexiones que los mantienen a oscuras? Ahí va mi encargo para el Viejito Pascuero en 2019.
Ilka Soza
Normalista jubilada