La ventaja de Mario Salas es la unanimidad, que lo sostiene y lo inmuniza ante la profunda crisis directiva que enfrenta Blanco y Negro, solo comparable a la pugna Dragicevic-Menichetti de los años más exitosos, o a las intervenciones sufridas en la época de la dictadura.
Es tan confuso el panorama y tan difusos los liderazgos en la administración alba, que en cualquier otro escenario la aventura de Salas y Espina parecería sin destino, y sin embargo la ilusión que despierta su llegada es suficiente para aislarlo de la tormenta. Ha pasado muchas veces que el proyecto deportivo es capaz de contener y enrielar a un club donde los que luchan por el poder no ofrecen legitimidad ni confianza.
En la Universidad de Chile todo terminó dándoles la razón a Pinilla y Johnny Herrera. En la búsqueda de un proyecto administrativo externo, el sostenedor, Carlos Heller, asumió que las críticas de los referentes hacia la gestión de los gerentes y los déficits de la formación eran más que razonables. La profunda reestructuración que anuncia Azul Azul, y que tuvo sus rasgos más visibles en las partidas de la dupla Fuentes/Silva, y en el coqueteo con Mayne-Nicholls, implica un tácito reconocimiento a las falencias de la gestión del último tiempo.
Falta por ratificar hacia dónde dirigirán el club aquellos que ganen esta pugna por su administración, que otra vez parece inclinarse por los más cercanos al dueño, lo que nunca es una buena señal, debido al peligro inminente de no enfrentar, como corresponde, aquello que no se ha hecho de forma correcta ni de confrontarse de modo adecuado con el propietario.
Finalmente, y como era previsible, quedó en claro que el triunfo de Beñat en la UC no dejó huella ni historia. La acelerada partida del donostiarra, sin explicitar su herencia, no hizo más que acentuar el perfil pragmático que tuvo toda esta campaña, por más que quisiera resaltarse la presencia de varios jóvenes formados en la cantera. En la historia pendular de los cruzados, que se debaten entre la inversión y el apoyo a sus divisiones inferiores, la lógica de la gestión de Cruzados es apostar por la economía, lo que a veces resulta y otras muchas no.
El año comenzará con una notable inyección económica para el fútbol, que deberá luchar en un escenario complejo. Hay mucho dinero, pero se apuesta al corto plazo. Y en un clima de enfrentamiento y suspicacia que sorprende, porque las pugnas -que parecen muy profundas e insalvables- no son por convicciones o planes muy sustanciales, sino por cuotas de poder e influencia, en que, desgraciadamente, el rol de los negociantes toma cada vez más fuerza.