Beñat San José eligió irse sin dejar legado ni explicaciones. Como se ha hecho costumbre en el último tiempo, empacó sus bártulos y se fue, dejando tras sí una carta sosa y ñoña para despedirse de la afición, abriendo una serie de conjeturas sobre las razones de su inesperada partida.
Para encontrar un "proyecto ambicioso" (lo que quizás signifique que el de la UC no lo era), declaró en un diario de su país, diciendo que "en Chile están acostumbrados a que el perfil sea más 'bielsista', y aunque yo soy muy fan de ese fútbol, hay veces que con los equipos no puedes hacer eso o que, si lo haces, quizás no te lleve tanto al éxito".
El concepto es interesante y el debate -que debió producirse con el donostiarra en nuestro país, por cierto- nos coloca nuevamente en el tema de la identidad en materia futbolística, sobre todo ahora que los parámetros han vuelto a ser más modestos que en la era del esplendor del "bielsismo" y su más fiel representante, Jorge Sampaoli. Por lo pronto, Beñat asume que jugar como el rosarino es una aspiración a la que no siempre se puede pretender, porque no están los elementos adecuados para implementarla, lo que es muy raro, porque Bielsa, cuando llegó, tampoco los tenía.
Si las críticas que recibió en la UC fueron por el estilo de juego, la ambición o sencillamente el perfil defensivo de su táctica, San José las desacredita en virtud de su propio éxito, porque fue campeón. Pero se contradice si abandona el proyecto para encaminarse a otro "más ambicioso", dejando en claro que sigue la tendencia europea de estructurar su propio estilo en la compra de los ingredientes más que en la búsqueda propia, algo que ha sido la impronta fundamental de Bielsa.
Coincidentemente, el periodista argentino Damián Giovino acaba de publicar en España un libro titulado "El legado de Bielsa", donde quienes opinan son Marcelo Gallardo, Mauricio Pochettino, Ariel Holan, Eduardo Berizzo, Sebastián Beccacece, Jorge Almirón, Gustavo Quinteros y un interminable cartel de entrenadores trasandinos, sin que figure ni un solo chileno en el análisis, sencillamente porque en un país "bielsista", como reza la teoría de Beñat, no hay discípulos, seguidores ni apóstatas del rosarino, lo que es todo un contrasentido. En las bancas somos más beñatistas, pensando en lo que, teóricamente, "lleva al éxito" más que a la satisfacción del hincha. Desgraciadamente jamás podremos saber si San José evolucionaría en la Copa Libertadores hacia un estilo menos pragmático y más gustador, y cuáles serían sus opciones para hacer de su proyecto algo más "ambicioso". Habría sido bueno descubrirlo.