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Editorial
Sábado 15 de diciembre de 2018
Economía e inmigración
Dados los volúmenes de los flujos migratorios hacia Chile, el debate respecto del tema era inminente. Para elevar la calidad de este se hace necesario detallar el vínculo entre las distintas variables económicas y la inmigración. Esto puede contribuir a derribar los mitos que sustentan las posiciones extremas en esta materia. La inmigración es un tema complejo, que debe ser discutido objetivamente.
Las disímiles reacciones que ha suscitado la negativa del Gobierno a suscribir el Pacto Migratorio de la ONU sugieren que la política migratoria será parte central del debate público durante las próximas semanas. Dada la relevancia de esta discusión, es necesario recordar el vínculo entre inmigración y crecimiento económico, los motivos que subyacen a la decisión de emigrar, la importancia de contar con procesos ordenados de inmigración y, por cierto, derribar mitos que propician tanto conductas xenófobas por parte de determinados grupos como las posiciones extremas de quienes promueven reglas migratorias laxas.
Determinantes y ordenamiento jurídico
Durante los últimos años, Chile ha experimentado un significativo fenómeno migratorio: mientras que a principios del año 2015 los residentes extranjeros representaban el 2,3% de la población, se estima que en la actualidad esta cifra bordea el 6%.
La búsqueda de mejores oportunidades económicas es una de las principales causas de la emigración. No resulta extraño, entonces, que una fracción relevante del total de inmigrantes en el territorio nacional provenga de países como Venezuela y Haití. En el caso del primero, el interés por residir en Chile se incrementa por las bajas barreras idiomáticas.
Debe tenerse en consideración, sin embargo, que si bien emigrar es un derecho universal, las políticas de inmigración se rigen por las normativas internas de los países. En este sentido, la legislación chilena no considera a la inmigración per se como un derecho social, lo cual es consistente con la necesidad de, por ejemplo, contener los potenciales perjuicios de la inmigración vinculada a prácticas ilícitas. Por eso, pocas dudas cabían que tras el arribo de un número importante de inmigrantes ilegales durante el último cuatrienio, se requerían medidas adicionales para mitigar este riesgo de forma satisfactoria. Así, la política de regularización impulsada por el Gobierno debiera contribuir a maximizar los beneficios de los flujos de personas.
Motor de crecimiento
La evidencia internacional indica que una inmigración ordenada y regulada tiene un efecto positivo sobre el crecimiento del país huésped. Son varios los mecanismos económicos que sustentan este hecho.
En primer lugar, la llegada de inmigrantes legales con bajo nivel educacional no solo implica un incremento en la cantidad de trabajadores, sino que también facilita que las personas con alta calificación del país receptor puedan explorar labores más complejas y sofisticadas que impulsen su productividad. Así lo refleja, por ejemplo, la experiencia estadounidense. Por su parte, el arribo de individuos con alto capital humano promueve la investigación y el desarrollo tecnológico, la competencia en el mercado de empleos de alta calificación y expande la oferta laboral para las empresas. La inmigración venezolana hacia Chile es un buen ejemplo de tal proceso.
Adicionalmente, en aquellos países que están experimentando un rápido envejecimiento de su población, la llegada de inmigrantes más jóvenes que quienes componen la fuerza de trabajo local permite atenuar el impacto negativo de dicha tendencia demográfica en el producto. Los recientes esfuerzos de Japón por promover este tipo de inmigración ilustran el principio.
Mercado laboral
Pese a la percepción que parece prevalecer en la población, no existe evidencia que permita concluir que los trabajadores chilenos se han visto perjudicados por el flujo migratorio de los últimos años. El porcentaje de migrantes en la fuerza de trabajo (6%) está lejos aún del 10% que según la evidencia internacional se requiere para que la inmigración produzca efectos adversos sobre los trabajadores nativos.
Si bien en su último Informe de Política Monetaria el Banco Central presenta evidencia cualitativa que sugiere un menor crecimiento de los salarios a causa de la inmigración, estos continúan exhibiendo una clara recuperación. Más importante aún, debe tenerse presente que, aunque es posible que en un futuro próximo algunos segmentos de trabajadores pudieran verse afectados por el fenómeno, la economía en su conjunto debiera incrementar su productividad y tasa de crecimiento de mediano y largo plazo debido a este.
Otro aspecto a destacar es que los inmigrantes son en promedio más jóvenes que los chilenos, por lo que su llegada atrasa el envejecimiento de la población activa. Lamentablemente, pese a tener también una educación levemente superior a la de los chilenos, un porcentaje significativo de los inmigrantes estaría subutilizando sus competencias. Implementar medidas que permitan aprovechar de mejor manera el capital humano de este grupo ayudaría a mejorar sus perspectivas laborales y aumentar su contribución al país. Políticas locales que apunten en esta dirección deben ser parte de la agenda migratoria.