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Cartas
Viernes 07 de diciembre de 2018
Sí, el eslogan de los niños primero
Señor Director:
En relación con mi "queja" de que el presupuesto 2019 destinará US$ 2.000 millones para la gratuidad en educación superior y solo US$ 330 millones a los programas de infancia, el señor Cristóbal Gigoux y la señora Pía Turner, en carta a "El Mercurio", dicen que ello es consecuencia de la "mala política" de gratuidad del gobierno anterior, que dejó sin recursos a la niñez, y me recuerdan mi discurso para el aniversario 169 de la Universidad de Chile, en 2011, en que propuse "gratuidad efectiva a través de becas a los y las estudiantes de los siete primeros deciles de ingreso".
Como hijo de profesores primarios que estudió gratis en la educación pública, no me son ajenos los dramas de quienes, proviniendo de hogares modestos y teniendo los talentos necesarios, no podían entrar a la universidad, a menos que contrajeran deudas millonarias, recibiendo muchas veces una educación de pésima calidad con pocas opciones laborales. Para algunos esto debe ser difícil de entender.
Mi "queja" no es nueva. En el aniversario 165 de la U. de Chile, en 2007, dije: "Miles de niños y niñas menores de seis años viven en condiciones de pobreza en nuestro país. Si ellos no reciben oportunamente los estímulos educacionales apropiados, su desarrollo cerebral, intelectual y afectivo no alcanzará sus potencialidades, limitándolos -condenándolos- intelectualmente de por vida, y a una condición de marginalidad".
El Presidente Piñera dijo entender el drama de la infancia vulnerable e impulsó la idea de "los niños primero". Para dejar de ser un eslogan, eso debe traducirse en compromisos concretos y públicos para erradicar de la pobreza a los 1,2 millones de niños pobres. Eso no ha ocurrido. Los gobiernos se eligen para resolver los problemas de la ciudadanía más desfavorecida, y si para erradicar la pobreza infantil se requieren recursos que hoy no existen, se generan; los niños pobres no pueden esperar ni son responsables de las incompetencias de sus gobernantes: vender activos públicos prescindibles; rebajar los ingresos de expresidentes, parlamentarios y directivos de empresas públicas; reducir el presupuesto de las Fuerzas Armadas; terminar la corrupción con dineros fiscales. Y si faltan recursos, las personas más pudientes y las grandes empresas tendrán que "apretarse el cinturón" con una reforma tributaria para erradicar integralmente la pobreza infantil.
Víctor Pérez Vera
Exrector de la Universidad de Chile