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Sábado 27 de octubre de 2018
Río de Janeiro, el bastión de Bolsonaro y el emblema de las crisis que vive Brasil
Río de Janeiro | La región más turística del país está en quiebra y bajo intervención militar.
M árcia Duarte (54) asegura ser la "más fluminense entre los fluminenses" (nacidos en el estado de Río de Janeiro). Y, para la preparadora física, eso es sinónimo de votar mañana por Jair Bolsonaro, el candidato de extrema derecha, para la presidencia de Brasil. "Solo él, que conoce Río como la palma de su mano, sabrá acabar con los problemas de violencia y falta de dinero con los que vivimos a diario", dice Duarte.
Aunque nació en Campinas (São Paulo), fue en Río de Janeiro que Bolsonaro desarrolló su vida militar y su carrera política. En este estado, donde hay 12,4 millones de electores, el capitán en retiro del Ejército fue elegido en 1988 como concejal y luego como diputado federal durante seis mandatos consecutivos. Aquí, según Datafolha, la fórmula de Bolsonaro y el general (R) Hamilton Mourão cuenta con 65% de las intenciones de voto, frente a 35% de Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda socialista) y su candidata a vicepresidenta Manuela D'Avila (del Partido Comunista). A nivel nacional, los apoyos son 56% y 44% respectivamente.
Además de ser el bastión de Bolsonaro, Río se ha convertido en un emblema de las crisis por las que ha pasado Brasil en los últimos años. Incluso, "quizás Río de Janeiro sea Brasil al cuadrado", comenta a "El Mercurio" Raduan Meira, cientista político de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro.
"La crisis económica fue más severa, la élite política fluminense proporcionalmente fue más afectada por los escándalos de corrupción, los niveles de violencia son alarmantes y más encima es el estado de Bolsonaro. Si esos factores ayudan a explicar por qué el candidato lidera las encuestas a nivel nacional, explican todavía mejor por qué lidera los sondeos aquí", sostiene el experto.
El estado, el más turístico y el segundo más rico del país (solo detrás de São Paulo) quebró en 2016. Mientras Brasil salió oficialmente de la recesión económica el año pasado, cuando creció 1%, el PIB de Río de Janeiro se contrajo 1%. Mientras en los últimos 12 meses en Brasil fueron creados 180 mil empleos nuevos, en Río fueron cerrados 38 mil puestos de trabajo. El total de empleos formales en el estado volvió a los mismos niveles de 2009, según la Federación de las Industrias de Río de Janeiro.
"El estado enfrenta una grave crisis fiscal, y vive un régimen de recuperación que es sostenido por el Poder Ejecutivo, lo que alivia el momento a corto plazo", explica a este diario el economista Marcelo Moraes, del Instituto Mercado Popular. La Secretaría de Hacienda de Río proyecta un déficit de 10 mil millones de reales (unos US$ 2,7 mil millones) para este año.
"Falta dinero para la red pública de educación, salud, infraestructura y seguridad pública", añade Moraes. La situación es notoria para quienes transitan por Río. Varios proyectos considerados "emblemáticos" durante la gestión del gobernador Sérgio Cabral (2007-2014, hoy preso por corrupción) están inconclusos, como el Museo de la Imagen y Sonido (MIS), en la Avenida Atlântica (Copacabana). Algunas universidades están en huelga en protesta por el retraso en el pago de los sueldos a los funcionarios.
En el barrio São Cristóvão solo quedan la estructura y las cenizas del que fue el museo científico más importante de América Latina: el Museo Nacional se quemó durante más de seis horas el pasado 2 de septiembre, tras meses de insistencia de sus trabajadores para arreglar el equipo contra incendios del museo, al que le faltaba un sistema rociador. Y el teleférico del conjunto de favelas Complejo del Alemán, que transportaba a diario más de 12.000 personas de la comunidad, dejó de funcionar el año pasado por la falta de pagos del gobierno estadual a la empresa que administraba el servicio.
Inseguridad
"La mejor opción para nosotros es Bolsonaro. Ya sabemos cómo es un gobierno del PT, y sabemos que el Estado no está preocupado con nuestra labor en las favelas. Necesitamos a un presidente que entienda el trabajo notorio y de mano dura que hacemos contra los criminales, aunque sea algo impopular en las comunidades", comenta el policía militar Sérgio Cardoso (38), en una Unidad de Policía Pacificadora (UPP) ubicada en el centro del Complejo del Alemán.
Las UPP consisten en la recuperación de territorios en manos de criminales, primero con una fuerte demostración de fuerza, y luego mediante la entrega de servicios básicos a las comunidades. Pero sin dinero para pagar a los policías y sin fondos para las UPP, la violencia se incrementó: el estado está enfrentando su peor crisis de seguridad pública en más de diez años y está bajo intervención militar desde febrero (ver infografía).
En este contexto, el discurso de Bolsonaro ha adquirido un fuerte respaldo. El candidato promete mano dura contra la criminalidad, y dice que entregará reconocimiento a policías que "maten a bandidos".
Muchos de los más de 120.000 habitantes del Complejo del Alemán, cuartel general de la facción Comando Vermelho, dudan del éxito de esa medida.
"Aquí, los criminales son como las cucarachas. Puedes hasta matarlas, pero no exterminarlas", afirma el fotógrafo Bruno Itan (30), justo al lado de un muro con hoyos de balazos, producto de las confrontaciones entre policías y criminales. "Pero ni por si acaso eso quiere decir que la mayoría de quienes vivimos acá somos criminales", añade.
A Itan le preocupa que, con "luz verde" en un eventual gobierno de Bolsonaro, los policías acaben matando a inocentes. Según Amnistía Internacional, la policía brasileña ya es la que más mata en el mundo: 16% de las muertes violentas provienen de esas fuerzas, casi tres veces más que en el resto del mundo.
El sociólogo Alan Brum Pinheiro (49), quien trabaja en una ONG en el Complejo del Alemán que busca alejar a los jóvenes y adolescentes del tráfico de drogas y armas, dice que confía en la capacidad de Haddad de dar vuelta y ganar mañana. Indica un mural que hay en su calle, con el mensaje "la paz dará vuelta", y dice que prefiere "los programas sociales del PT a armar más a la policía".
Campaña
Aunque cuenta con 56% de intenciones de voto, Bolsonaro hizo ayer un llamado a sus seguidores a seguir conquistando apoyos, porque "no todo está decidido". En el noreste, Haddad dijo que confía en su victoria.