La nueva selección viene con huesos viejos, músculos cansados y sangre pesada.
Los hechos, vale decir ciclos y amistosos, demuestran que no hay alternativa, y lo que viene es el tema central de tantas películas populares y de acción, con ese grupo experimentado y enemistado que deja atrás rencilla, rabia y recuerdo amargo, para rearmarse y regresar al escenario, por una última vez.
La razón importa: es Chile y su selección.
Mientras el cuerpo aguante.
Está en la esencia de un futbolista profesional, el dinero es una razón, pero también es la naturaleza, porque así se forjaron, aprendieron y educaron.
Por eso vuelve Héctor Mancilla a Malleco Unido, para salvar a los suyos de los peligros del precipicio. David Pizarro le da vueltas a la posibilidad del retiro, porque llegará la hora, pero no quiere. Y Nicolás Peric, en Rangers, ya sabe que este año no fue, quizás el próximo.
A Mauricio Isla (30 años) le podrán decir que como lateral es imposible lo de Qatar, pero vale un ejemplo: Djalma Santos llegó con 33 al Mundial de Chile y fue campeón, para más señas y recuerdos.
Los 29 de Alexis Sánchez y Eduardo Vargas los ponen con la edad de Cristo en el próximo Mundial, que son los que tuvo Cristiano Ronaldo en el de Rusia o el gran Uwe Seeler en México 1970, donde metió tres goles, por si alguien pregunta.
Claudio Bravo tendría 39 el 2022, uno menos que el italiano Dino Zoff cuando fue campeón en España 82, con 40 años recién cumplidos.
Charles Aránguiz y Gary Medel tendrán 34, los mismos que Zinedine Zidane cuando fue subcampeón con Francia en el Mundial de 2006.
Arturo Vidal llegaría con 35 años y nadie cree que puede haber problemas. Y quizás tampoco con Marcelo Díaz, que anda por ese tiempo.
Jorge Valdivia, a diferencia del resto, ya frisa 34 y la paradoja es su notable continuidad y estado físico en este 2018. Sabe que perdió un tiempo, y por eso quiere revancha: al menos entrar en un segundo tiempo.
¿Cuál es el ciclo natural? Mientras el cuerpo aguante.
Necesitan volver a creer en la aventura y en otro dato crucial: lo hacen juntos o no lo hacen.
A su sombra crecerán los niños, que ya no son tales, pero a cualquiera le cuesta crecer en la comparación: Nicolás Castillo, Erick Pulgar o Enzo Roco.
En un país presidencialista como el nuestro, el nuevo mandamás de la ANFP, el que sea, debe convertirse en un relacionador humano de maravillas y con billetera al cinto; tampoco seamos ingenuos, para que los viejos tercios escuchen el llamado de la selva y regresen a casa.
No a vivir a Chile, por supuesto, pero a casa, y al lugar donde fueron campeones y felices. Ellos, sus familias y el pueblo entero, tan ingrato, eso sí, pero así es el fútbol: sin llorar.
Pueden ser jugadores de selección hasta el último día.
Y ser chilenos hasta que el cuerpo aguante.