Este martes, el Presidente Sebastián Piñera lanzará una de las principales iniciativas sociales de su gobierno, el llamado Mapa de la Vulnerabilidad. Lo hará acompañado de su impulsor, el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, y de un centenar de personas que participarán de su elaboración, la mayor parte de ellos académicos y empresarios.

El proyecto emula lo que fue el Mapa de la Extrema Pobreza, uno de los principales instrumentos de la muy efectiva lucha contra la pobreza que se dio a partir de la década de los 70 en el país, permitiendo la focalización del gasto social. El Mapa de la Vulnerabilidad, sin embargo, apunta no a la pobreza medida en términos de ingreso, sino a la pobreza multidimensional, que llega al 20,7% de la población, y abarca a personas vulnerables socialmente por factores como baja escolaridad, malnutrición, carencia de servicios básicos o desocupación, entre otros.

Esta iniciativa, además, ha sido concebida como una colaboración público-privada, que involucra a académicos de renombre y a grandes empresarios para trabajar en conjunto con ministros y altos personeros del sector público. Por lo mismo, el trabajo no se limita al diagnóstico y al diseño de acciones para combatir las causas tras esas situaciones de vulnerabilidad, sino también a la ejecución de las mismas.

En su orgánica, el proyecto considera 16 áreas, cada una enfocada a un grupo vulnerable y a cargo de una suerte de directorio, encabezado por el ministro correspondiente y con el concurso de un académico, un empresario y una persona del mundo social. Algunas de las áreas son, por ejemplo, niños que no están yendo al colegio y adultos que no han terminado el cuarto medio; personas que viven en hacinamiento crítico y en campamentos; enfermos en listas de espera; personas con mala salud bucal; mayores de 18 años que están desempleados y buscan trabajo sin ningún tipo de contrato laboral; reos que intentan ser reinsertados; residentes de viviendas sin servicios sanitarios básicos, o personas sin acceso a internet. Para la coordinación de todas estas áreas ya se conformó un comité integrado, entre otros, por los rectores de la Universidad Católica y de la Universidad de Chile, junto con Alejandra Pizarro, de la Corporación de Organizaciones Solidarias. Además, existirá una secretaría ejecutiva enteramente dedicada a esta labor.

Mirada en perspectiva, se trata de una iniciativa valorable, que incorpora talentos diversos y que busca generar cambios concretos, yendo más allá de los diagnósticos.

Considerando que el Estado no tiene los recursos para responder adecuadamente a los múltiples problemas sociales que aquejan a los compatriotas, muchas veces son organizaciones de la sociedad civil las que son capaces de llegar de mejor manera a la población más vulnerable. Por ello, en un país donde la colaboración público-privada debiera dar pasos más sólidos, el Mapa de la Vulnerabilidad aparece como una gran oportunidad para enfrentar estos problemas sociales.

Con todo, el desafío es de proporciones, precisamente por tratarse de algo nuevo y que busca romper paradigmas, pero también por lo ambicioso que resulta abarcar tantas áreas y personas, justo lo contrario de lo que inspiró el Mapa de la Extrema Pobreza.