Se aproxima una nueva elección en la ANFP y hay un tema que nunca falta y que concita un acuerdo absoluto: el de la ética.
En su necesidad y práctica, para que sea luz y faro, báculo y norte.
La coincidencia es imperial y no hay dirigente alguno que piense o imagine algo distinto. Todos. Tirio, troyano, espartano, cartaginés o sidonio. No importa el club, lugar o gentilicio, porque votan como en Fuenteovejuna y van todos a una.
Esto parece increíble, pero es cierto, durante décadas no existió ningún Código de Ética para los dirigentes que se movían como Pedro por su campo, sin reglamentos, artículos, letras, numerales y sin nada de nada.
La corte de los dirigentes, al comienzo y desde 1938, fue la Asociación Central de Fútbol (ACF), y su último presidente, Miguel Nasur, promovió la actual institucionalidad que partió en 1987 como Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), y de la cual fue su primer presidente.
Tuvieron que pasar diez presidentes, para que por fin llegara uno con la ardiente inquietud de confeccionar una carta fundamental y un documento magno con la ética en la raíz y el horizonte.
Bajo el inolvidable régimen de Sergio Jadue se preparó y votó el documento de siete páginas y nueve números, donde la exigencia a los dirigentes y a su conducta parte con uno de los términos clásicos de la jurisprudencia chilena: irreprochable.
La votación fue unánime, y con gloria y abrazos los dirigentes aprobaron el Código de Ética en julio de 2013.
Desde el exterior, Gabriel Ruiz-Tagle, entonces subsecretario de Deportes, se mostró complacido. Desde el extranjero, porque estaba radicado España, Jorge Segovia apoyó desde la distancia, y José Yuraszeck, presidente de Azul Azul, lo votó a favor, como el resto de presidentes de clubes.
La ética vendría a ser igual que los niños: está primero.
Cayeron las hojas grises de los calendarios.
Pasó el agua limpia y también la turbia bajo el puente y los alcantarillados.
El reloj marcó las horas y el tiempo hizo lo suyo.
Sergio Jadue se fue a Miami con los boletos y su directiva se esfumó.
Otros hombres de la familia del fútbol llegaron a desinfectar, limpiar y restaurar.
Uno de ellos fue Andrés Fazio, actual vicepresidente, que en marzo de 2016 dijo lo siguiente: "La ANFP debe crear un código de ética moderno y sólido, que impida se repitan acciones como las vividas. ¡No puede ser que esta institución no lo tenga!".
Escrito está.
Una de las misiones de la nueva administración, la que sea, será la de promover un renovado código de ética, no solo moderno y sólido, sino también oportuno, asertivo, ejemplar y hasta bien escrito, si es posible y no acarrea demasiado gasto.