Como el fútbol es cíclico, ahora nos parece que la Copa Libertadores puede tener más brillo que la Champions si Colo Colo rompe la maldición reciente del fútbol chileno y se mete entre los mejores del continente. Hay en ese duelo ante el Palmeiras un doble desafío: enfatizar la jerarquía de un plantel que en la competencia local no da el tono y ofrecerle la oportunidad de revancha a un grupo de jugadores que quedó al margen del nuevo proceso de la selección, pero que -paradójicamente- podría romper el círculo de la mediocridad de nuestro medio.
Y aunque el foco inmediato estará puesto en los albos, es irremediable proyectar el futuro en la suerte que nuestros referentes correrán en el torneo más trascendente del planeta a nivel de clubes, como es la Champions. Que Vidal y Alexis figuren en escuadras que tienen marcado favoritismo para pelear por la Copa no esconde que ambos vivan un instante crítico de sus carreras.
Por lo pronto, Sánchez vuelve a sufrir esas encrucijadas propias de un jugador que no ha culminado su proceso de maduración, y que luce siempre vulnerable a circunstancias externas. La incomodidad que manifestaba en el Arsenal, el absoluto desapego que vivió con la selección después de la Copa Confederaciones y la ansiedad que lo consumió en su llegada al United, ya exigen un cambio. Los problemas personales y sentimentales ventilados profusamente y su errática relación con la Roja de Rueda evidencia una confusión ya recurrente en nuestro mejor delantero, que no encontrará en Mourinho un alma dispuesta al cobijo y la protección. Por el contrario, por más recursos que haya invertido el United en su contratación, es un hecho que para el tocopillano es urgente un protagonismo superior al que ha tenido hasta ahora. Y la Champions será la medida, sin duda.
Para Vidal el escenario es nuevo. Parecía complicado que encontrara un equipo con más favoritismo que el Bayern para ganar en Europa, pero su llegada al Barcelona lo pone en la mejor posición para conseguir un trofeo que siempre ha estado entre sus objetivos. El problema es que por características de juego y de mentalidad, para Arturo era más fácil encontrar espacios en la Juventus o en Múnich que en la maquinaria catalana, que tiene engranajes bien aceitados, donde la potencia y la fuerza muchas veces han colisionado con el toque y la sutileza del estilo culé.
Porque el proceso de adaptación y recuperación aún no finaliza, es lógico que Vidal no tenga aún rango de titular, pero es un hecho que le costará hacerse un espacio en la táctica de Valverde. Y, también, la Champions parece ser su escenario ideal, más incluso que la Liga hispana.
En el largo trecho que nos separa de la Copa América, el destino de nuestros principales estandartes es fundamental. Ambos están, como hace una década, de frente a un desafío mayor y clave. De la fortaleza de mente y la capacidad para salir airosos depende su futuro y también el de la selección. Copas, acá y allá, que nos tendrán en vilo, por lo mucho que hay en juego.