LA FILMOGRAFÍA DE RAÚL RUIZ AVANZA VIVA Y PÓSTUMA, y así como se pierde, también se encuentra, y por eso la directora Valeria Sarmiento -su esposa, ahora su viuda y tantas veces su montajista- descubrió en la Universidad de Duke los rollos de una película que Ruiz filmó en el Chile de 1990.
Esta es "La telenovela errante", y para el director y directora es un cine chileno a imagen y semejanza de los habitantes, idioma y memoria del país.
Es una semana y son capítulos numerados por días, donde uno es "La gente nos mira", el dos será "Chile fértil provincia" y así: "El inglés en las zonas sensibles", "Alma C. Ríos Guzmán", "Los con H", "Más allá de las montañas" y "Si te portas mal en esta vida, en la otra vida te conviertes en chileno", que es una frase firmada por "R.R.".
Rara vez existe un registro actoral chileno tan sólido y parejo, con un par de colegas argentinos en el reparto. Papeles breves y en ocasiones en dos segmentos o más, porque se inmiscuyen, atraviesan y participan donde lo pide el guion, o bien porque sí.
Hay en ese grupo una alegría compartida por participar en una película cuya marca y naturaleza es chilena.
¿Qué hay en la telenovela?
Un socialista enamorado con un limón en el bolsillo que ha sido consecuente, hasta por ahí no más.
Un ejecutivo de cementerio deletrea "La Araucana", con eso de gallardos, belicosos y nunca vencidos, mientras le crece tierra y tallos por dientes y manos.
Es la teleserie turca que dejará sin trabajo a tantos de ellos, a tantos actores, porque nadie sabe para quién trabaja.
También se discute el pasado, se especula con la fecha señalada -el 11 de septiembre- y se analiza si se hizo lo que había que hacer o no se hizo lo que debió hacerse o a lo mejor, se les hizo.
Un político habla del país inacabable, donde importa repetir, jamás cumplir: el imperioso desarrollo regional, para paliar la enorme desigualdad entre la capital y la provincia.
En un capítulo hay revolucionarios latinoamericanos, donde cada uno viene con una proclama nueva que sepulta a la vieja, las veces que sea necesario.
Están las mujeres sin hombre que empiezan a vivir, son las viudas de la calle Dardignac y el feminismo criollo.
Los con "h" son Hermes y Homero, pero los personajes son el detalle, la verdad son los ciudadanos y ciudadanas de la patria. Todos con "h".
Y son las mentiras de la TV, donde las cosas no son lo que son: la planta no es una planta, los muebles tampoco y menos los sentimientos y discursos.
El cine de Ruiz y Sarmiento, en esos siete días, evoca la creación de Chile en su dimensión más profunda, donde por allá abajo, entre las raíces y el barro, existe la telenovela nacional de un país que ha sido tantas cosas: tienda, tragedia, laboratorio, dictadura, taller, pensión, película, revolución y cementerio.
Es el relato de lo antiguo con lo nuevo, donde todo queda donde mismo, pero en esporas, capítulos y suspensión.
Es el único país real, en realidad, es un país flotante.
Chile, 1990. Directores: Raúl Ruiz y Valeria Sarmiento. Con: Luis Alarcón, Francisco Reyes, Patricia Rivadeneira. 90 min. TE+7.