¿En qué momento se clasificó Colo Colo y cuáles fueron los minutos decisivos?
La respuesta es poco sensual para el fútbol, porque no acontece en el área peligrosa y no hay héroes ni jugadas de calidad.
Sucede en una zona gris, sin nada futbolístico para recordar, ni paredes ni técnica, menos atajadas o voladuras, y tampoco disparos al aire o arrastres portentosos.
Es el costado derecho del campo de Corinthians durante el segundo tiempo, y cerca de la línea de demarcación que va desde el córner a la mitad de la cancha.
Convengamos que es un terreno poco provocativo.
Corinthians logró el segundo gol a los 63 minutos e inició un asedio inmisericorde que llevaba un cuarto de hora y más. El duelo iba por los 80 y otra porción con el mismo guion y con los cinco de descuento, parecía insostenible.
Entonces vino lo de Óscar Opazo, superó su terreno y nada más que internarse en el opuesto y recibió la falta de Pedrinho. Eso fue a los 80 minutos.
Entonces Colo Colo neutralizó sin exagerar, midiendo las acciones, restando tiempo sin abuso y dentro de lo razonable.
Era el momento de desdramatizar y nada mejor que una zona aburrida, lejos del arco y del mundanal grito de gol. La pelota salía y era lateral para Colo Colo, y se reanudaba el juego y empujón de los brasileños. A empezar de nuevo, saque de manos para los chilenos e infracción contra Lucas Barrios, para un tiro libre corto, pase breve y afuera una vez más, para que otro chileno tome la pelota, la seque, lo piense y decida. Incluso se llegó a un córner a favor de Colo Colo.
¿Cuánto tiempo se consumió? Casi siete minutos, o bien la mitad de esos quince finales que podían ser fatales, si seguía el mismo guion.
Colo Colo cambió el género del partido y con sabiduría le dio un baño de fría desesperación al rival, porque después de los 87 era otra la realidad. No quedaba un cuarto de hora y se podía. Estaba por terminar y no había caso.
Alguien dirá, después de leer esta modesta columna, que Colo Colo logró su propósito por otros motivos, pero en ningún caso por algo tan secundario. Hasta puede añadir que la argumentación es la típica tontería de gente que no es especialista, o algo aún peor: que se las da de especialista. Hay muchos y acá hay un caso flagrante. Darle importancia a un puñado de minutos donde no pasó nada de nada, es más que una tontería, es una soberana tontería. Esos son momentos laterales y las claves del partido transcurrieron por escenarios muy distintos. Tampoco hay que llamarse a extrañeza, porque estamos frente a un caso de confesión que evita la necesidad de pruebas: un columnista lateral es un espacio en blanco y una pérdida de tiempo.
Así es justamente como pasa lo más valioso.
Así termina esta columna.
Y así se clasificó Colo Colo.