Los responsables de Universidad Católica se organizaron.
Primero fue el entrenador Beñat San José y después el gerente deportivo, José María Buljubasich, que llamó a una conferencia de prensa.
El español estableció un parecer: algo o alguien los quería desestabilizar.
Añadió que "cuando estamos primeros suelen pasar cosas raras en el exterior".
No describió el tipo de cosas ni tampoco lo raras que podían llegar a ser.
Tan solo lanzó una semilla a la tierra, o al barro, y a ver lo que pasa y según lo que crezca y la profundidad que alcance, ya se irá viendo.
Lo de San José, como tantas cosas en el fútbol, es un tiro al aire y una acción demagógica. A ver si la semilla crece como maledicencia, chismorreo o sospecha.
Las rarezas, entre paréntesis, no las detectó cuando la UC iba primera en solitario, sino cuando ya compartía el liderato con Universidad de Concepción.
Durante las seis primeras fechas del torneo y después de otras tantas victorias para el equipo de San Carlos de Apoquindo, no había nada anormal en el ambiente. Beñat San José, en esos momentos avasalladores, no descubrió anomalía alguna ni en los árbitros ni en el torneo ni en el espacio exterior.
¿Cuándo lo hizo? Después del fracaso en Copa Chile y, sobre todo, después de sufrir cinco empates consecutivos en el torneo. Esa racha negativa y ninguna cosa rara ni extraña, fue lo que le rompió el paso y el compás al equipo, para que desapareciera la distancia y lo igualaran.
Después vino José María Buljubasich, solicitando algo tan absurdo como populista: "Lo que pedimos es que (los árbitros) no se equivoquen ni a favor ni en contra nuestra". Pues bien, siempre se van a equivocar, en ocasiones a favor y a veces en contra, porque eso les ocurre a todos los equipos.
Añadió algo en lo que no cree: "No creo que los árbitros se organicen para hacer daño o se pongan de acuerdo para bajar a un club". No lo cree, pero por si alguien piensa distinto y lo cree, pues bien, ahí hay otra semilla y otro disparo con salva, y a ver lo que brota de ahí. Es el terreno de la duda inducida y la negación tendenciosa.
De más está decir que con la UC primera y embalada, por marzo, abril y mayo, Buljubasich no pedía nada y tampoco hablaba de sus no creencias.
La historia, la dignidad y la cultura de Universidad Católica van por otro lado; y tal como está el torneo, la verdad es la siguiente: tiene equipo, pero no le sobra.
Lo que le falta y le puede quitar campeonato parte por acá, por declaraciones demagógicas, vagas e imprecisas, que instalan suciedad y basura en el aire. Y después, por cierto, se esconde la lengua y la mano.
Hay muchas guías para empezar a perder un torneo.
Esta es una de ellas.