Esta es una rara y fallida comedia, con personajes sin nada alentador ni digno de elogio; sin embargo, la historia los rescata y protege hasta las últimas consecuencias, para que la película mantenga un tono condescendiente y familiar.
Este mecanismo la convierte en un comedia roma y sin dientes, incluso pasada de moda, y muy distante de lo que el propio Boris Quercia filmó hace ya quince años, con las tres historias de "Sexo con amor" (2003).
Los personajes principales conforman una familia de clase media que vive en una casa en Ñuñoa, donde Rocío (Amparo Noguera) es una pequeña comerciante y su esposo Eduardo (Quercia) empleado en una gran empresa.
El hijo menor, Federico (Fernando Gutiérrez), es callado, solitario y sufre por las bromas y desprecios de sus compañeros.
Valentina (Florencia Verner), en cambio, se distingue en la natación y tiene la oportunidad de viajar y competir en Brasil, pero para eso necesitan 4 millones de pesos.
En el tránsito por lograr el dinero, algo que deben realizar contra el tiempo y con desesperación, tanto Rocío como Eduardo van a revelar su condición.
Las características de Eduardo son las de un hombre cobardón, débil de carácter, envidioso y traidor, pero la película pasa por encima de todas esas miserias, y se queda con el espejismo bien pensante del personaje torpe y querible.
Ni las infidelidades y mentiras de Rocío, de obra y pensamiento; tampoco el engaño y las trampas de Valentina; o bien el enigma y violencia de Federico, tienen contrapartida y punto de vista.
Y las películas, desde luego las comedias, necesitan un punto de vista y saber cuál es la visión de mundo del director, algo fundamental en el género, y nada de esto hay en "¿Cómo andamos por casa?".
Lo único que queda son un par de cuentos, los chistes pasajeros buenos o malos, y los personajes laterales.
El discurso de González (Fernando Gutiérrez), un empleado solidario que es capaz de levantar un delirante discurso con Chile por delante.
El vecino oficial de Carabineros (Álvaro Espinoza), que luce un gran jeep y un enorme televisor, con la plata fácil que cae no se sabe de dónde.
El vendedor de automóviles usados (Juan Pablo Sáez) que todo se cambia, de nombre y de modos, para vender lo que haga falta.
Y el funcionario español (Juan Pablo Román) que se aloja en la casa del matrimonio, soporta unos chistes de "gallegos" que ya eran repetidos en los tiempos del "Jappening con Já".
Lo que Boris Quercia anunció en "Sexo con amor" (2003) y que extravió en "El rey de los huevones" (2006), es lo que ahora involuciona y retrocede.
"¿Cómo andamos por casa?" es el criollismo anacrónico que procesa la miseria y pequeñez chilena, para reconvertirla en un producto amable y dulcificado.
La actual comedia chilena, entonces, se transforma en una película simpaticona.
No es chistoso. Es triste y desalentador.
Chile, 2018. Director: Boris Quercia. Con: Amparo Noguera, Boris Quercia. 95 min. TE+7.