Los viudos de "MasterChef" bien podrían encontrar consuelo en "Bake Off", que debutó el pasado lunes en el horario estelar de Chilevisión. Esta nueva apuesta del canal de Turner contiene gran parte de los elementos que hicieron exitoso al programa de Canal 13: un buen casting , una estética pulcra y atractiva, y el suspenso y la emoción de un concurso de habilidades culinarias que enfrentan la tiranía del tiempo y el veredicto de jueces severos. La diferencia es que aquí todo es más dulce.
"Bake Off" es un formato creado por la BBC y en esta versión local pretende encontrar al "mejor repostero amateur" del país. Aquí los desafíos son postres, tortas y pasteles, de las formas más originales y coloridas posibles. Pero no solo las preparaciones son almibaradas. En el primer capítulo, también la animadora, Carolina de Moras, mostró un trato en extremo afable y cariñoso con los competidores, llegando a ser empalagosa cuando intentó defenderlos de los comentarios de los jueces. Estos últimos también fueron harto menos duros que en otros programas-concursos de cocina. El propio Yann Ivin -ex figura de "MasterChef" y quien encabeza este jurado- prometió ser "más dulce" en esta ocasión, cosa que cumplió.
Los otros dos jueces, Milena Vallejos y Gustavo Sáez, son experimentados reposteros que evaluaron a los participantes con criterios técnicos. No hay en ellos actitudes televisivas ni histrionismo, sino actitudes pedagógicas y mucho profesionalismo. En todo momento dieron consejos para que las preparaciones queden a punto y explicaron por qué las tartaletas o los brazos de reina salían bien o mal. Esto lo deberían agradecer quienes de verdad están interesados en la pastelería, pero aquellos que quieren ver correr sangre a la hora de las evaluaciones podrían sentirse frustrados.
La emoción y el dramatismo corrieron por cuenta de los participantes, entre los cuales están representados varios de los estereotipos que suele encontrarse en este tipo de programas. Está la señora de origen popular, Marisol Piérola, entrañable y que cocina como los dioses las preparaciones que le enseñó su madrina que acaba de morir; hay un señor maduro que viene de Conchalí, Miguel Ángel Ríos, que fue boxeador en su juventud y que cocinó relajadísimo mientras cantaba "Mi prisionera", de Zalo Reyes; y una chica joven y bonita, estudiante de Arquitectura, que habló muy poco, pero a quien las cosas le funcionaron a la perfección.
Pese a lo largo del primer capítulo -125 minutos-, tuvo un promedio de 12,8 puntos de rating , lo que puso a Chilevisión en el segundo lugar de la audiencia en ese horario, detrás de Mega.