Panic! At the Disco - "Pray for the Wicked"
Si hubo algo indiscutible en Panic! At the Disco -desde que el video de "I Write Sins Not Tragedies" apareció en la cadena MTV- fue el histrionismo de Brendon Urie. Más intérprete que cantante, el
frontman de aspecto emo despertó un espacio inexplorado por otros músicos de la escena, uno en el que podía triunfar incluso fuera de una banda y acercándose a otras artes escénicas. Por eso su incursión en Broadway con el musical "Kinky Boots" de Cyndi Lauper fue un paso previsible y elemental.
Su voz se fortaleció gracias a los ensayos y su capacidad interpretativa también mejoró, dos de los avances personales que muestra en su último disco "Pray for the wicked". Un sexto álbum de estudio (bajo el nombre de la banda) completamente influenciado por las tablas y las luces, en una búsqueda constante por la gloria, cuidando meticulosamente la entrada de los coros y de una orquesta que se hace fuerte en los vientos y las percusiones para engalanar al protagonista como "El gran showman".
Porque aunque suene a cliché, "Pray for the wicked" es una obra personal. Urie relata su sueño de niño de convertirse en artista -cuando se armaba una guitarra de cartón para imitar a Blink 182 o David Bowie-, honra su historia familiar por su crianza en la iglesia mormona y le habla a su madre diciéndole que logró el objetivo, entre canciones de corte electrónico con la vista puesta en el pop producido en masa. El problema es que la línea entre el disco y un capítulo especial de "Glee" es muy delgada.
Confidence Man - "Confident music for confident people"
Hay tantas referencias en la música de Confidence Man que su propia historia los delata. Los miembros del cuarteto australiano venían de otras bandas, con un sonido más cercano al indie de guitarras o al rock psicodélico que al electropop; esa doble militancia hizo que dos de sus integrantes se presenten con el rostro cubierto; y llevan seudónimos como Janet Planet y Sugar Bones. Pura desinhibición que en su debut "Confident music for confident people" (2018) -donde, justamente, aparecen dos músicos de incógnito- inspira a salir de fiesta como si no hubiera mañana.
Y en ese frenesí de madrugada se forma un Frankenstein musical tan desordenado como impredecible, con un álbum que agarra distintas corrientes de la electrónica en forma y fondo: desde el tecktonik en "Try your lucky" hasta el dance punk de The Rapture, guiándole un ojo a la música techno, al pop de los años 80 y a la categoría sonora de Primal Scream en "Out the Window", descontando el hecho de que durante las 11 canciones por las que avanza el disco se pueden nombrar a Hot Chip, Chk Chk Chk o LCD Soundsystem como influencias.
"Confident music for confident people" es un trabajo que pareciera no tener más pretensión que convertirse en un objeto ideal para la pista de baile y los vasos de alcohol incontables de fin de semana. Aunque esa misma sensación puede traicionarlos, porque entre canciones que hablan de tener goma de mascar o de un novio que habla mucho de un amor que (para su pareja) no es suficiente se genera una encrucijada: ¿Los escucharé de nuevo después de la resaca que me dejó el carrete de anoche? La verdad, no estoy tan seguro; pero si vuelvo a la fiesta, vuelvo con Confidence Man.