Señor Director:

Los que firmamos la carta en apoyo al ex Presidente de Brasil planteamos que en su caso la justicia en ese país no fue imparcial y no le aseguró un debido proceso. Por ello pedimos respetuosamente a la Corte Suprema de ese país que corrija las irregularidades denunciadas por juristas internacionales.

Menciono algunas. Primero, un fiscal acusó a Lula con la insólita declaración de que "no tengo pruebas, pero estoy convencido". Segundo, el juez Moro actuó como un juez-acusador y operó políticamente filtrando a los medios conversaciones entre Lula y la entonces Presidenta Dilma Rousseff, que no estaban relacionadas con el caso. Tercero, sin pruebas para demostrar que Lula había recibido un departamento por corrupción, el juez Moro cambió la acusación original y señaló que este fue copartícipe del delito por el solo hecho de haber nombrado a directores de Petrobras, lo que ha sido particularmente criticado por juristas internacionales. Y, finalmente, el presidente de la Corte de Apelaciones declaró públicamente estar de acuerdo con el señor Moro antes siquiera de haber leído el fallo ni los argumentos de la defensa. Los otros dos jueces de esa corte ya se habían manifestado públicamente contra Lula, inclusive vía Facebook.

Ello se da en un contexto que no es de un Estado democrático de Derecho. Basta señalar que un diputado corrupto lideró un golpe blanco contra Dilma Rousseff y el Congreso la destituyó sin poder acusarla de corrupción. Asimismo, el nuevo Presidente y el 60% de su gabinete fueron acusados e incluso grabados en actos de corrupción, pero no han pasado a la justicia. ¿No será porque fueron protegidos por una mayoría parlamentaria que tiene 30% de sus integrantes acusados de corrupción? ¿No será porque la justicia no ha sido ciega sino tuerta, dando garantías a unos y negándoselas a otros?

La Corte Suprema de Brasil debe impedir que la justicia sea utilizada para fines políticos, especialmente para impedir candidaturas de opositores. Esto es profundamente nocivo para la democracia, no solo para Brasil, sino para el resto de América Latina.

Álvaro Díaz P.