Como vamos a estar navegando un buen rato en modo mundial, lo que más extrañamos en el retorno del torneo chileno fue el VAR. Los entrenadores de Calera y Huachipato recordaron errores referiles para justificar resultados ante Colo Colo y Universidad de Chile, y será un hecho de la causa que el análisis de las imágenes ahora otorgue una legitimidad mayor al reclamo, pues la Copa del Mundo despejó el campo en lo que respecta a posiciones de adelanto o penales que quedaron sin sanción.
Ahora, cuando todos definiremos la eficacia a partir de las "transiciones rápidas" o el aprovechamiento de las pelotas detenidas y que no perdonaremos a aquellos que exageren la posesión, tendremos que revalorar también la estrategia en virtud del objetivo. Por lo pronto, el dibujo inicial de Héctor Tapia para Colo Colo -con tres volantes de marca, ni siquiera mixtos- resulta extraño para las necesidades de los albos en el plano interno. Es verdad que la ausencia de Valdivia puede influir en el esquema conservador, pero la lógica indica que saldrá el tercer delantero para permitir el ingreso del "Mago".
Si la idea es probar el esquema para la Copa Libertadores, es doblemente extraño e inédito para un equipo como el Cacique, que ha centrado el debate técnico de sus últimos dos procesos en la ambición para buscar el arco rival y la velocidad de sus movimientos. Una provocación de esta envergadura no la veíamos ni con Sierra ni con Guede, y a Tapia pareció salvarlo el ingreso de Valdés y la contundencia de su tándem de ataque para amortiguar las críticas.
Que a Calera le iba a hacer daño la ausencia de Brian Fernández no era secreto, como tampoco que la dinámica grupal de Bozán en la U. de Concepción no tendría por qué deteriorarse ante la ausencia de contrataciones. Pero, en modo mundial, en el retorno del torneo no hubo tampoco grandes razones para entusiasmarse.
Alguno intentó imitar los movimientos de Inglaterra en las pelotas detenidas, mientras que el solitario hombre en punta se repitió en varias formaciones para emular a los franceses. La Universidad Católica confió en Sáez para atenuar sus carencias ofensivas, pero está claro para la mayoría que el problema no es el delantero, sino las fórmulas para armarse ofensivamente.
Por lo pronto, la mayor incógnita es si la fiesta de Rusia tendría réplica inmediata en el plano local y eso es demasiado ambicioso, además de ingenuo, porque no hubo un sistema de juego que se impusiera de manera absoluta. O al menos no al punto de generar imitadores inmediatos.