Deafheaven - "Ordinary Corrupt Human Love"
Tiñeron el black metal de rosa en la portada de su segundo LP, "Sunbather" (2013), y, en reversa, intensificaron el dream pop en niveles poco explorados para la media del género. Así, la irrupción de Deafheaven dentro del panorama independiente y los portales especializados de habla inglesa fue sencilla. No se trataba solo de fusionar mundos opuestos -el origen del llamado blackgaze data de la década pasada-, sino de estilizarlos y universalizarlos, al mismo tiempo, sacudiéndose los prejuicios detrás de cada escena.
Y en su cuarto disco, "Ordinary Corrupt Human Love" (2018), el quinteto de California vuelve a armar el puzle pero en un orden distinto. El método es el mismo, sí, pero acá parten desde las melodías etéreas, y no al revés, con el piano y las guitarras interpretando cierta sensación de calma y añoranza, sonidos en sepia que prontamente cambian hacia un caos que, como tal, no mide tiempo ni momento, apareciendo en espacios inesperados con canciones de 7, 10 o 12 minutos que mutan dos o tres veces de acuerdo a las emociones.
Porque los gritos del vocalista George Clarke sofocan y erizan la piel, mientras que los instrumentales representan el alivio de sentir los primeros rayos del sol al amanecer luego de una mala noche, aunque con el miedo de que pudiera repetirse de forma casi inmediata. De todas formas, esa imagen anárquica que pareciera tener su música no es más que la búsqueda de una perfección compositiva, -mucho tienen que ver el guitarrista Kerry McCoy y el extraordinario baterista Daniel Tracy- que está cada vez más cerca.
Yorka - "Humo"
Aunque el nombre de Yorka todavía podría entrar en la engañosa categoría de "revelación" o "artista nuevo", su nominación a los Pulsar 2018 como Canción del Año ("Y bailamos tanto") o su aparición en la banda sonora de "Soltera otra vez 3" le hacen justicia a los cuatro años en los que las hermanas Yorka y Daniela Pastenes han trabajado fuerte para instalarse como exponentes de la escena independiente chilena. Y esos hitos que suman calidad y exposición introducen directamente a su catálogo reciente y su último disco "Humo" (2018).
Habituadas al folk de raíz local e inspiración pop, el conjunto impone sus términos con varios pasajes acústicos a lo largo de los 16 temas que componen el álbum; sin embargo, sus mejores momentos aparecen junto a las guitarras tímidas y sus punteos eléctricos que acompañan el canto a dos voces de Yorka y Daniela, una de las fortalezas detrás del trabajo y responsable de direccionar las atmósferas de acuerdo a lo que dicta la canción: Hay nostalgia intermitente, pena, seducción y candidez.
En la era del género urbano, las hermanas Pastenes también coquetean con el vaivén de corte latino, emulando a su manera esa hipnosis rítmica del dembow. Un paseo de fin de semana por las historias y los recuerdos adolescentes desde la madurez, con lugares que marcan el pasado y amores que desgarraron el corazón. "Ya ni sangre nos queda", dicen en "Nada", y aunque ahí se refieren a una relación amorosa que terminó haciendo daño a ambas partes, sirve para retratar una obra que externaliza todo con resultados fascinantes.