Falta un encuentro para que termine el Mundial de Rusia y hay una proclama que recorre los medios, plazas y pasillos. Es la que anuncia concienzudamente o a voz en cuello que la pelota quita o parada ha sido decisiva.
Los goles convertidos mediante ese método, es decir, los que provienen de un córner, un tiro libre o un penal fueron capitales y esenciales.
Lo que viene a continuación es un curanto de conceptos, análisis y juicios, donde lo recomendable es separar las piezas y mirarlo dos veces: acá la papa y allá el repollo, almeja y longaniza, cholgas y costillar.
Digamos que la historia no se detiene y por eso la única proclama es que lo descubierto, descubierto está.
La historia universal es demasiado grande, así que es preferible lo cercano y querido.
Fue en una fecha aproximada a la de hoy -hace 56 años y un mes, días más o menos- cuando a Armando Tobar --que murió mirando el mar desde un cerro de Viña del Mar- le hicieron un foul en Arica, dentro del estadio Carlos Dittborn y al costado del área grande. Leonel Sánchez, para el tiro libre, juntó tres dedos de su pierna izquierda, también puso el empeine, y así derrotó al ruso Lev Yashin, en el lejano Mundial de Chile de 1962.
Hace 36 años y casi un mes, Carlos Caszely perdió el penal más importante e inolvidable de su vida. En el Mundial de España de 1982 y en el estadio Carlos Tartiere de Oviedo, cuando no logró derrotar al austríaco Friedrich Koncilia.
Hace 33 años y casi cuatro meses, en las clasificatorias para el Mundial de México 1986, hay un momento tan histórico como los anteriores y en el arco norte del Estadio Nacional. Jorge Aravena con su pierna de mortero derrotó al arquero uruguayo Rodolfo Rodríguez, que nunca lo pensó y con razón, porque era un tiro libre sin ángulo de vista ni de flotación. No lo pensaron él ni los jugadores ni los espectadores en el sitio del suceso y tampoco los miles de televidentes.
Hace 20 años y un mes, pero en Burdeos, para la igualdad a un gol de Chile con Camerún en el Mundial de Francia de 1998. A los 20 del primer tiempo, el mediocampista José Luis Sierra se instaló, poco vuelo y pierna izquierda. Fue al ángulo africano y desde luego gol de tiro libre.
Ahora fuera de los mundiales, para campeonatos tan próximos como la Copa América 2015 y la Copa Centenario 2016. Las ganó Chile, como bien se sabe, y con el mismo expediente final: ronda de penales.
A estas alturas y con el Mundial de Rusia a punto de finalizar, no se puede descubrir el curanto y tampoco anunciar que el curanto es bueno.
Como tampoco descubrir un 75% de nitrato de potasio, un 15% de carbono y un 10% de azufre.
Esa no es la proclama de las pelotas paradas es el reino del fútbol.
Esa es la pólvora.