Señor Director:

Al completarse la capitalización de TVN, parece oportuno plantear que el canal público no debiera seguir pagando sueldos estratosféricos que no se condicen con su situación económica, su condición de empresa pública ni con su nivel actual de rentabilidad o, mejor dicho, de pérdidas.

Creo que el director ejecutivo, los gerentes y los "rostros" no debieran percibir salarios superiores a los del Presidente de la República o de los parlamentarios... y estamos hablando de rentas de nueve millones de pesos que, medidas con cualquier parámetro, son estupendas remuneraciones y son las que actualmente percibe menos del uno por ciento de los chilenos. Ganar en tiempos de bonanza 12, 15 o 18 millones de pesos al mes, ya parecía exagerado para una empresa pública; en tiempos de vacas flacas, remuneraciones de ese calibre resultan hasta obscenas.

Se argumenta que se requieren sueldos altos para "rostros" y ejecutivos porque hay una fiera competencia por profesionales calificados. Se dice que con "modestos" sueldos, equivalentes a los de un senador, nadie se vendría a trabajar a TVN. La verdad es que, en años recientes, sueldos desmadrados de nada sirvieron al canal para moverse mejor en las aguas procelosas de la televisión.

Considero que quienes acepten los desafíos de una televisión pública debieran saber que al llegar a TVN no pueden aspirar a hacerse millonarios a poco andar, que la televisión pública es un compromiso con el país y no con una empresa transnacional, y este valor adquiere ahora más relevancia cuando es el Estado con recursos de todos los chilenos el que está rescatando a TVN para construir una señal cultural, mejorar su infraestructura, defender su autonomía, encarnar el pluralismo y aupar su excelencia informativa. En estas circunstancias, seguir con sueldos inflados no se ve bien, ética ni estéticamente. Esta sugerencia ya la formulé privadamente al directorio del canal hace casi tres meses.

Santiago Pavlovic Urionabarrenechea