Señor Director:

Independiente de toda interpretación política, me ha impactado la fotografía del nuevo palacio presidencial de Bolivia, en La Paz: una torre de 28 pisos adosada a la Catedral y al Palacio de Gobierno en la Plaza Murillo, corazón del principal conjunto histórico y patrimonial de esa ciudad.

Tuve el privilegio de conocer ambos edificios siendo alumno de un curso regional de Unesco dirigido por dos arquitectos bolivianos sobresalientes, José de Mesa y su mujer, Teresa Gisbert, verdaderos apóstoles de la investigación y conservación del patrimonio cultural americano.

Con orgullo de paceños nos mostraron el templo proyectado por fray Manuel Sanahuja y Felipe Bertres, inaugurado en 1835, y el palacio construido en 1845 por José Núñez del Prado, primer arquitecto boliviano. Hoy, ambas construcciones están aplastadas, literalmente, por la desproporcionada torre presidencial que, de alguna manera, también aplastó el pensamiento enriquecedor y pluralista de don José y de la señora Teresa, y dañó, dolorosamente, el patrimonio cultural de una ciudad y una nación.

Las cuatro ediciones del libro "Monumentos de Bolivia", de 1970 a 2002, fueron hechas por Mesa y Gisbert con convencimiento, con pasión, para contrarrestar "la mala comprensión de lo que significa el progreso".

Hernán Rodríguez V.