Es difícil determinar de forma binaria si el metro debe seguir al desarrollo de la ciudad o si lo debe arrastrar tras de sí. Solo mirando la mecánica económica interna del sistema, parece insensato invertir en un ferrocarril urbano sin tener una demanda de pasajeros distribuida a lo largo del trazado de la línea y polos de actividad medianamente consolidados que justifiquen un gran número de viajes. Nuestra ciudad capital facilita bastante la toma de decisiones en el primer aspecto, ya que presenta abundantes zonas densamente pobladas que demandan transporte. Sin embargo, la mayoría son dependientes de un mismo centro, generándose así, líneas de flujos unidireccionales: saturadas hacia el centro en la mañana y hacia la periferia en las tardes.
Pero, en un marco más amplio, podemos observar que el metro tiene importantes efectos en el desarrollo de los sectores que alimenta, especialmente en los nodos en donde existen subcentros de equipamiento, como los que se han consolidado en el anillo de Américo Vespucio. La velocidad en que estos desarrollos operan sobre el territorio depende de factores como las posibilidades de generar nuevos barrios con calidad de espacio público y equipamiento, y la disponibilidad de sitios atractivos para el mercado inmobiliario. Así, con tiempos y resultados completamente distintos se han ido consolidando barrios como El Llano, Independencia y La Granja, ejemplos manifiestos del "efecto Metro" sobre el territorio.
En conclusión, el metro es tanto un mecanismo para trasladar personas en la ciudad como un detonador de inversión y desarrollo urbano en zonas históricamente postergadas. Pero tan irresponsable como trazar una línea de metro sin demanda, sería asignar al ferrocarril urbano la tarea de construir la ciudad. En la discusión del huevo o la gallina del desarrollo urbano y el metro, es más urgente ocuparse de anticipar un buen nido: planes reguladores visionarios y fuertes que conduzcan a un desarrollo armónico y socialmente integrado. Articular las capacidades municipales para concretarlos con una visión macro de ciudad es, ahora, la tarea urgente.