La presencia de Arturo Vidal en el encuentro frente a Polonia, como invitado en la banca y como estrella para los abrazos finales, fue una señal política del nuevo régimen.
El entrenador Reinaldo Rueda asumió la transición y está en ese proceso, que por ahora no es doloroso y el recuento de la gira le quita presión y angustia.
Rueda construirá su iglesia sobre los pilares de Vidal y Gary Medel, así que la ausencia de Claudio Bravo ya no es dramática y podría ser permanente.
El fútbol, eso sí, tiene algo de ruleta y bien lo debe saber Gabriel Arias, el portero argentino-chileno de la selección, que cuando le llegó la oferta para venir al país lo primero que hizo, seguramente, fue pedir un mapa ampliado para saber dónde diablos quedaba La Calera.
La gira terminó con una derrota, un triunfo y un empate.
¿Qué cosas sabias y no tan sabias se pueden decir?
Que siempre se puede mejorar, por cierto; pero también empeorar.
Que los primeros tiempos dejaron dudas: ¿y los segundos? También, por supuesto.
Cristián Cuevas, llamado Cimbi, juega en el Twente de Holanda, y entró para el bajativo contra Polonia. Hizo una falta evidente, y cuando la cobran, se enoja, grita y aletea con el brazo derecho, en ese gesto típico del buen chileno que manda el cobro a la punta del cerro, para decirlo con tino.
Por esas cosas, a veces, muestran tarjeta amarilla, cuando los árbitros se lo toman a lo personal e interpretan que es él y no el cobro el mandado a un lugar tan lejano.
Y todavía más cuando la patada es de marco y proscenio, indesmentible, pero Cimbi alega porque sí y porque aún no ha sido educado en la materia. Algo antiguo entre los jugadores nacionales. Es cierto que no pasó nada y era amistoso, pero por esas rendijas es por donde se pierden los partidos.
La otra conclusión es que fueron cinco goles convertidos y tres los hicieron dos defensas y el par restante fue obra de mediocampistas.
La suma y resta rebota en Nicolás Castillo, un 9 de artillería que sigue siendo un caso extraño, porque a varios años de su inicio aún arrastra la duda de si será o no el elegido. Y lo peor es que la expulsión frente a Rumania, en cambio, no sorprendió demasiado. Lo de Castillo y su trayectoria aún tiene más forma de pregunta que de respuesta.
Es verdad que hay jugadores por fuera y no convocados que se sienten necesarios y quizás irreemplazables, pero ninguno es imprescindible.
Sobre esos matices se construyen las transiciones.
Y sobre señales políticas como la exhibición de Arturo Vidal.
¿Cuál es la gran conclusión?
Que aún no se sabe a ciencia cierta lo que hay, pero algo hay.
El futuro es el 14 de junio de 2019, inicio de la Copa América en Brasil.
El presente está en la televisión y empieza el próximo 14.