CAMI - "Rosa"
Camila Gallardo tomó las cosas con calma. La cantante chilena, que ganó reconocimiento a nivel nacional al quedarse con el segundo lugar de la primera temporada de "The Voice Chile", maceró el éxito conseguido en el show de talentos y recién un año después de la explosión comenzó a mostrar la cosecha de "Rosa", su álbum debut bajo el seudónimo de CAMI. Un trabajo que en lo musical también expresa la calma con la que meditó sus movimientos, sin nublar la vista ante los requerimientos de inmediatez de la industria.
La carta de presentación, "Querida rosa", indica una relación muy personal con el folclor; mientras que "Antorcha" -una de las mejores piezas del disco- refresca el inventario de la artista con arreglos electrónicos-industriales que la acercan a la neozelandesa Lorde y su mirada crepuscular del pop juvenil. Eso sí, la balanza se inclina claramente hacia el tipo de balada romántica de la que Jesse & Joy ha explotado con un éxito indiscutido, esas endulzadas en exceso y referidas a las comidas de una primera cita adolescente o al amor puro e incondicional.
Al menos, justo antes de que el menú se vuelva empalagoso, Camilla Gallardo luce su mejor arma: su capacidad interpretativa en la estremecedora "Ven", donde sola junto al piano revive ese talento fundamental que la lanzó a la fama. Y rebobinando, "No es real" -en colaboración con el español Antonio José- fija la mirada en el ritmo urbano y su talante acústico como certificado de actualidad. Un recorrido honesto con objetivos claros, llegar a la mayor cantidad de seguidores posibles y, de paso, crecer tomada de la mano con la audiencia.
Francisco Victoria - "Prenda"
Francisco por bautizo, Victoria como un tatuaje que le recuerda que nació y creció en la pequeña localidad ubicada en la Novena Región, y "Prenda" (2018) como la historia de un viaje desde la provincia a la capital con la necesidad de no olvidar el pasado. El álbum debut del músico chileno es un eterno retorno hacia esos paisajes donde forjó el carácter en medio de lo violento del silencio y la necesidad de su entorno de encajar dentro de los estándares establecidos. Y entre más lejos, más se aferra a esos recuerdos.
Alex Anwandter produjo el disco y hay ciertas similitudes con su trabajo en la etapa de "Rebeldes" (2011): la melancolía de las caídas disfrazada de ese pop electrónico incubado décadas atrás y revisitado en el nuevo siglo, con amplio margen para los teclados y sintetizadores, también para el pulso rítmico encumbrado entre las percusiones orgánicas y los sonidos pregrabados, y una aparición tímida de las guitarras como actrices de reparto. Piezas que se acomodan y completan con una interpretación natural, incluso cándida del músico para representar el dolor de las pérdidas.
Porque "Prenda" está lleno de fantasmas en tránsito; un ir y venir de los coprotagonistas por los territorios de Francisco Victoria, personajes que se alejan, que hacen de la pena una constante y de la felicidad una ciudad sureña, húmeda y oscura, que se pierde entre la niebla. Crónicas basadas en hechos reales, vividas y sufridas por su creador, que se vuelven universales en un envoltorio de canciones con vocación de masas y pasos de baile borrosos.