Hace 10 años, en el Hay Festival, se propuso la primera lista de "mejores escritores latinoamericanos" menores de 40 años. Entre aquellos primeros 39 hay muchos que han consolidado su papel protagónico en la narrativa de la región; otros resuenan menos o su recorrido ha quedado reducido a su patria. Ahora, 10 años después, tenemos otra lista, otros 39, con otras historias y otros recorridos. Hay casi un manual de reacciones frente a este tipo de listas. Vamos a revisarlo. Primero, los que no aparecieron en alguna de las listas. Respecto de la de 2017, llama la atención que no hayan estado, por ejemplo, los argentinos Mariana Enríquez y Carlos Ríos; la colombiana Carolina Sanín; la mexicana Daniela Tarazona; las chilenas Nona Fernández y Alejandra Costamagna. En la presente, la ausencia de la colombiana Margarita García Robayo es estruendosa, así como también que no esté la mexicana Fernanda Melchor luego de su impresionante irrupción con la novela
Temporada de huracanes. Segundo, la cuestión del género. Es llamativo, sin duda, que un jurado compuesto por dos mujeres y un hombre haya seleccionado a 26 hombres y 13 mujeres. Como se puede apreciar, en las ausencias he puesto el acento en las escritoras, porque ahí está la gran renovación de la narrativa latinoamericana contemporánea.
Hasta aquí el manual de los reclamos. Vamos a lo que hay: un conjunto obviamente diverso y estimulante, donde hay muchos escritores ya bien conocidos en la región y otros que para muchos lectores serán por completo desconocidos. El cuento de la brasileña Natalia Borges Polesso es una abrumadora inmersión en una miseria tal que agrede la condición humana. El del colombiano Juan Cárdenas, una revisión compasiva de las dificultades para mantener relaciones de pareja, con la ominosa presencia de un tercero cuyo carácter escapa a las normales previsiones. El de la argentina Lolita Copacabana, una muy ingeniosa y atractiva del género moralizante del Physiologus. La mexicana Brenda Lozano despliega su talento con el lenguaje en un cuento donde la voz es de una niña pequeña. Escritores como Valeria Luiselli y Emiliano Monge (México), Claudia Ulloa (Perú), Samantha Schweblin (Argentina), Liliana Colanzi (Bolivia), Giuseppe Caputo (Colombia) y Carlos Fonseca (Costa Rica), reafirman acá por qué sus libros circulan desde hace tiempo en España y América Latina. En el resto, hay sorpresas y desencantos. Como tiene que ser.
Varios autores
Libros del Laurel,
Santiago, 2018.
264 páginas.