Trece años después de su última película, regresa al cine Silvio Caiozzi, una de las figuras históricas de la pantalla nacional. Y regresa a lo grande, con una película de tres horas y cuarto y un reparto de "históricos" de estatura semejante. ¿Desde cuándo no se reunían Jung, Hernández, Parodi, Vicuña, Reeves y hasta Berríos, que murió a comienzos de 2016? Como es de esperar, el relato también es gigantista: abarca, a su manera, más de medio siglo de la historia de Chile.
Pancho "Pingüino" Veloso (Julio Jung) regresa a Chiloé luego de más de 40 años de haber huido, en una noche de terror, de su tierra originaria. Su primer encuentro es con el amigo de toda su vida, Miguel Ortiz (Sergio Hernández), que le ofrece su casa y lo acompaña en sus vagabundeos por la isla. Veloso viene a escribir unas crónicas periodísticas, pero de inmediato esa tarea se convierte en la introspección de su propia vida.
El relato se estructura sobre tres tiempos: la infancia de Veloso, su juventud y su actual vejez. El primero se desarrolla en el mundo mágico de los cuentos chilotes, con personajes extravagantes (el Griego, la Loca, el Duende) y la imponente presencia de la naturaleza. En el segundo entran aires políticos, y sobre todo el viento feroz del golpe de Estado, cruzado con una historia de amor que el proceso político hace imposible. El tercero es el de la reconstitución en un hoy donde todo es recuerdo, vejez y perdón.
La base literaria son relatos y personajes del prolífico novelista Jaime Casas, aunque la idea de la decadencia -constante en Caiozzi- le otorga también un toque donosiano. Mucha de esta carga literaria no tendría el espesor que adquiere sin la espléndida fotografía de Nelson Fuentes y del propio Caiozzi, uno de los mejores directores de fotografía que ha tenido el cine chileno.
De hecho, es el guion el que vacila, con un efecto muy extraño: la historia, que arranca con dimensiones míticas, parece achicarse, jibarizarse, cuando se concentra en el conflicto amoroso -la misma inclinación a romantizar la política que es común a muchas de las películas que rozan o abordan el golpe de Estado-, para crecer de nuevo cuando lo sobrepasa.
Caiozzi es un manierista, obsesivo en los detalles, enamorado de la luz, que construye cada escena como una miniatura a la que dedica mucho trabajo de orfebrería. En los largos períodos de elaboración de sus películas se halla la principal razón de la brevedad de su filmografía -siete largos y tres cortos en 44 años-, a pesar de lo cual sigue siendo uno de los nombres mayores del cine chileno.
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y de pronto el amanecer ayuda a entender por qué.
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y de pronto el amanecer
Dirección:
Silvio Caiozzi.
Con: Julio Jung, Sergio Hernández, Nelson Brodt, Aldo Parodi, Pedro Vicuña, Arnaldo Berríos, Pablo Schwartz, Anita Reeves.
197 minutos.