Teresa Godoy (Paulina García), el eje de "La novia del desierto", es una chilena de Illapel que alguna vez, y cuando era joven, cruzó la frontera hacia Argentina y se empleó como niñera y empleada en la casa de la familia Cid.
Estos son datos del pasado que se presentan como flashbacks y completan a Teresa, que en ese trabajo se le fue la juventud, el tiempo de la maternidad, y ahora es una mujer de 54 años que viaja en bus hacia San Juan, y lo hace con un bolso y la pena de dejar lo único conocido.
La película se inicia con una caminata, porque por un accidente los pasajeros quedan a pie sobre el camino y se refugian en el santuario de la Difunta Correa, donde la leyenda popular santificó a una mujer y a su pequeño hijo cuando fueron abandonados bajo un desierto demoledor.
Desde ese lugar de espera y desconcierto se inicia el otro viaje de Teresa, uno interior, porque esta es una road movie pequeña y muy fiel, más bien demasiado fiel, a las estaciones tradicionales de la película de aprendizaje.
Cada uno de los encuentros será un oasis y un descubrimiento: un niño que juega, la familia que se quiere o un viejo agradecido de sus años.
Y el anfitrión es Miguel, apodado El Gringo (Claudio Rissi), vendedor ambulante amable y parlanchín, que le enseñará a mirar la vida con otros ojos.
Todo gira en torno al personaje de Paulina García, que es una presencia permanente en pantalla, para que la actriz, sutilmente y sin estridencias, vaya dando cuenta de la transición de Teresa, que parte adusta, desesperanzada y sin buenas razones para vivir y, por lo tanto, no hay nada que hablar.
La mujer viene de un mundo endurecido y desconfiado, porque depositó el cariño en una familia que un día la despidió hacia otro destino, y su vida, por tanto, fue un desperdicio.
Le queda, sin embargo, algo que los personajes de Paulina García no pierden: la profunda severidad y dignidad femeninas de una mujer que no necesita simpatía ni sonrisas y nada sumiso, tampoco un hombre y menos sus reglas: desde el protagonismo de "Gloria" (2013) o "Las analfabetas" (2013) a un papel secundario en "Por siempre amigos" (2016).
"La novia del desierto" es una ópera prima y una coproducción argentino-chilena, realizada con conciencia profesional, formalidad y cuidados.
Cecilia Atán y Valeria Pivato, antes de llegar a la dirección y al debut, trabajaron durante años como asistentes de distintos directores, desde Juan José Campanella a Alejandro Agresti y desde Pablo Trapero a Alberto Lecchi.
Algo tiene "La novia del desierto" de tarea cumplida con esmero y dedicación, pero también es una prueba sin riesgos ni audacia, sin estaciones inesperadas, paradas misteriosas ni dimensiones desconocidas.
No es una road movie para perderse, sino para llegar a tiempo, cuando corresponde y sin novedad en la ruta.
Lo más destacado es Paulina García y la continuidad de su personaje en el cine.
Argentina-Chile, 2017. Directoras: Cecilia Atán y Valeria Pivato. Con: Paulina García, Claudio Rissi, Daniel Muñoz. 78 minutos. Todo espectador +7.