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Cartas
Lunes 09 de abril de 2018
Colonia Dignidad
Señor Director:
En su diario reiteró sus disculpas públicas el Dr. Dörr respecto de su relación con la ex Colonia Dignidad. Pedir disculpas públicas dignifica al hombre y es una señal de grandeza humana, pero el perdón que pide una persona puede tener también por finalidad poner un candado moral a un tema, de forma tal, que pretende inhibirse al interlocutor moralmente a seguir sobre un tema "ya perdonado".
De paso, aclaro que no siento "rabia", como lo afirma el psiquiatra. No podría trabajar en la representación de más de 120 víctimas de la ex Colonia de forma objetiva y profesional y mantener la mente fría estando embargado por rabias, resentimientos, odios o revanchismos ya por tantos años. No tener estos sentimientos negativos me hace una persona libre.
El Dr. Dörr se refugia en la nebulosa de los remotos años 60, negando de paso haber siquiera sabido de la existencia de la Colonia; sin embargo, fue él quien en el año 1997 afirmó haber atendido en 1967 en el Hospital de Concepción a pacientes de la Colonia.
Además, se refugia tras un informe del Congreso Nacional del año 1968, obviando toda la información de público conocimiento que ya se había adquirido hasta el año 1997, fecha en la cual hizo las siguientes afirmaciones:
1. Interrogado sobre la pedofilia de Schäfer, señaló: "Si en una comunidad de 150 varones hay un solo homosexual, esto es (estadísticamente) bajo". Claramente, le debe una disculpa también a la comunidad homosexual por comparar sus humanos afectos con la pederastia de Schäfer.
2. Sostuvo saber que los colonos trabajaban sin remuneración, justificando que los colonos habrían hecho un "voto de pobreza y de trabajo" (sic).
3. Declaró (en el año 1997 y no en los años 60) conocer "hasta el último rincón del hospital".
Negó en 1997 que la Colonia esté involucrada en la desaparición de opositores políticos, después de que el Informe Rettig ya había establecido esto de forma indubitable y de manera bastante detallada, por lo cual les debe otra disculpa a los familiares de detenidos desaparecidos.
No se trata, en el caso Dörr, de un pecado de juventud que se remonta a los años 60. Su relación con la Colonia y con el delincuente Hopp se hizo fluida, sobre todo entre los años 1997 y 2002, años en que ya era un hecho público y notorio que en la Colonia Dignidad se violaban sistemáticamente todos y cada uno de los derechos fundamentales.
Por último, debo señalar que el Dr. Dörr, por testimonios de ex colonos, atendió personalmente en calidad de psiquiatra al colono señor Karl Stricker, después de que este haya tratado de fugarse en el año 1996. ¿El Dr. Dörr nunca descubrió durante el tratamiento las causas de la "severa depresión" que sufría el señor Stricker?
Así, repito una pregunta de la carta anterior: ¿Qué le obnubiló el entendimiento y la razón y su reconocido ojo clínico al doctor a tal nivel, como para (supuestamente) no percatarse de la situación de los colonos?
Winfried Hempel
Abogado de víctimas de Colonia Dignidad y ex colono de Colonia Dignidad