Steven Spielberg dirige esta película basada en un libro spielberiano en su esencia: el best seller homónimo de Ernest Cline, un relato con homenajes a la cultura pop de los años 80 que en su traspaso al cine se convierte en un gesto de puro metalenguaje. ¿La razón? El director de "E.T." y "Tiburón" es aquí un autor que está hablando de sí mismo y de su herencia en la cultura pop con la historia de Wade, un adolescente del futuro, de Ohio en 2045, influenciado por la cultura pop ochentera y que, como el resto de los habitantes del país, vive pegado a un mundo de ensueño virtual llamado Oasis: creación de un millonario de los videojuegos llamado Halliday (Mark Rylance), alguien ya fallecido y que desde su muerte estableció un desafío que nadie ha podido resolver: quien encuentre una pista oculta se convertirá en dueño de la compañía detrás de Oasis, y del fervor de casi todo el mundo, adicto a este entretenimiento. Spielberg se mira a sí mismo con plena conciencia (Halliday es metafóricamente el director, qué duda cabe) y, además, con la inteligencia que le caracteriza, y su talento visual alcanza altísimos niveles cuando esta historia, inauditamente, recrea los set y la película misma de "El resplandor", de Stanley Kubrick, tal vez el genio y figura que Spielberg ha intentado rozar: antes en "Inteligencia artificial"; ahora, en este tan notable carrusel ochentero.
Aventura. EE.UU. 2018. 140 minutos. 2018. T.E.