En la región de Borgoña, casi en el centro de Francia, existen tradiciones que pertenecen al oficio de la vid, la tierra y el vino, y por eso el nombre original de la película es "Lo que nos une", aunque en otros países fue "Volver a Borgoña" y acá su título es "Entre viñedos".
Es la historia de tres hermanos que ante la muerte del padre deben decidir cómo continuar: si seguir con la tradición y costumbres de una viña orgánica que da mucho trabajo y poco dinero, o bien vender las muchas hectáreas por un muy buen precio.
Es el dilema de Jean (Pio Marmaï), que regresa a casa después de recorrer mundo y viñas, se supone, porque menciona a Mendoza y Chile, y que ahora está radicado en la lejana Australia; de Jérémie (François Civil), el hermano menor, casado con la hija de un rico viñatero y un empleado privilegiado de un suegro patrón; y de Juliette (Ana Girardot), silenciosa y solitaria, pero también insegura sobre la viña y sobre su rol en la empresa familiar.
De más está decir que Cédric Klapish, director con experiencia, filma el lugar con el caldo base de la postal cautivante y esplendorosa por sus colores y texturas.
En ocasiones, incluso, es con cámara lenta: el nacimiento de una parra.
O bien la rapidez: en un instante transcurren las cuatros estaciones y la viña resplandece, decae, desaparece y de nuevo florece.
Los tres hermanos, más un capataz, son los jefes, y lo que viene por debajo son los recolectores en tiempos de vendimia, que llegan por unas semanas, trabajan como condenados y terminan felices, borrachos y cantando, porque las relaciones laborales y humanas, al igual que el paisaje, son de ensueño.
Klapish es autor de "Cada uno busca su gato" (1966) o "París" (2008), pero lo que le dio nombre y fama es la trilogía de "Piso compartido" (2002), "Las muñecas rusas" (2005) y "Lo mejor de nuestras vidas" (2013).
Películas donde los protagonistas se mezclaban con la ciudad y así se construía una comunidad de recuerdos, barrio y sentimientos, por Barcelona, París, San Petersburgo o Nueva York.
Esta vez es por el campo y por la región de Borgoña, y la encrucijada de los tres hermanos que nacieron y crecieron entre viñedos, y ahora deben decidir si su futuro sigue ligado a su pasado.
Y también, en una dimensión secundaria, desenrollar sus propias soledades o trabas de pareja.
Cédric Klapish, en casi cualquier escenario, es amable, comprensivo y poco exigente con la historia y sus personajes. Sus esfuerzos por ser un director gentilhombre pasan por no tener punto de vista, y por eso todo se pule y ajusta, se lima y encaja, para que el retrato de Borgoña y sus tradiciones salga limpio y claro: tierra de vinos ejemplares, reino de convivencia humana y un buen destino para el enoturismo.
Se puede decir "salud", sin duda, pero no hay manera de convertir lo anterior en una gran película.
"Ce qui nous lie". Francia, 2017. Director: Cédric Klapish. Con: Pio Marmaï, Ana Girardot, François Civil. 113 minutos. T.E. +7.