A partir del sábado podremos empezar a calibrar en cancha, que es donde más importa, la propuesta de Reinaldo Rueda. Hasta aquí, los preliminares del técnico han sido promisorios por su coherencia y porque apuntan a cuestiones centrales, como sus prevenciones sobre las cuestiones disciplinarias y su encaramiento del desafío de renovar un plantel tan exitoso.
Lo de la renovación es una cuestión espinosa. Se supone que debe ser un tema de evolución natural, con el recambio de algunas piezas por desgaste o lo que sea. Pero entre nosotros no tiene las características de un asunto de desarrollo, sino de urgencia. Algo, en realidad, traumático. No de proceso. Y eso porque fuimos eliminados de la ronda final de un Mundial. Seguramente no estaríamos pensando en hacer cambios si hubiésemos clasificado. Estaríamos con todas las antenas en Rusia y sacando cuentas alegres. Con los mismos jugadores a los que estimamos que hay que reemplazar.
Es, ni más ni menos, la "generación dorada". Una generación que, en opinión de este columnista, no habría existido sin Marcelo Bielsa. Fue José Sulantay quien los llevó al primer plano como juveniles y el rosarino quien forjó un grupo de alcance mundial. He discutido este tema en grupos y mi pregunta final es: ¿qué habría sucedido con este grupo en manos, por ejemplo, de Pizzi? ¡Imagínese! (Qué bueno fue Pizzi en su primer título con la UC y cómo se traicionó después a sí mismo). Lo grande es que llegó Bielsa y fue el gran paso adelante que logró Harold Mayne-Nicholls para el fútbol chileno.
A diez años de ese comienzo, hoy el tema es el recambio y la responsabilidad cae sobre Reinaldo Rueda. Demasiada responsabilidad que, parece, debiese consistir más bien en ajustes. Recambio o renovación son palabras muy grandes y terminantes. Digamos ajustes, que en algunos casos pueden significar movimientos dentro del mismo equipo titular.
Un claro ejemplo es la rumoreada vuelta de Gary Medel al mediocampo, cuyo éxito como volante de corte fue enorme y decisivo. La dinámica que aportaba y su capacidad para ir de área a área fueron impresionantes y lo transformaron en el jugador más versátil del plantel. Llevarlo al centro del área solamente para afirmar a Gonzalo Jara era un despropósito, por mucho que se dijera que en el medio teníamos volantes de sobra. Habrá que ver, eso sí, cómo andan nuestros nuevos centrales, pues sabemos que la sola estatura no basta, aunque sea tan importante para Rueda.
Con todo, una renovación parece obligatoria: la de Claudio Bravo, que hace mucho tiempo no se siente cómodo en la Selección. Ahora ha renunciado a dos amistosos por razones que no parecen atendibles, tal como sucedió el año pasado, cuando se bajó para los partidos clasificatorios contra Bolivia y Paraguay, en los que prácticamente se selló la eliminación. Nunca se supieron sus razones y se tejieron novelescas versiones después de las cuales, coincidentemente, su esposa tomó un papel protagónico en las redes sociales. Hoy, el capitán ha eludido encontrarse con Arturo Vidal, renunciando a defender al país.
No es el único que lo ha hecho en los últimos días. Pero ese no es consuelo.