Desde hace varios años, la Cámara de Diputados ha procurado aumentar el período de vacaciones de los trabajadores chilenos. Se han presentado diversos proyectos, todos ellos por iniciativa parlamentaria, que han intentado extender las vacaciones compensando esta ampliación con una baja en el número de días feriados. Como justificación, se argumenta que ello llevaría a un ligero aumento de la productividad, puesto que los feriados, dispersos en varias semanas, interrumpen el trabajo, en tanto las vacaciones permiten organizarse de tal forma que las labores no necesariamente se vean interrumpidas. Pero la principal razón para hacer este cambio provendría de las comparaciones internacionales que revelan que en Chile las vacaciones son más bien mezquinas y los feriados son muy abundantes.

Según lo dispone el Código del Trabajo, por cada año de labores le corresponden al trabajador 15 días hábiles de vacaciones, que equivalen a tres semanas remuneradas íntegramente. Quienes se desempeñan en las regiones de Aysén y Magallanes o en la provincia de Palena de la Décima Región gozan de 20 días hábiles o cuatro semanas. Luego de diez años de trabajo, el funcionario adquiere el derecho a incrementar sus vacaciones. En el estatuto administrativo, que rige para el sector público, incluido el municipal, los 15 días hábiles solo se aplican a quienes llevan menos de quince años de servicios, pues aumentan a veinte para los funcionarios con más de 15 pero menos de 20 años de servicio y suman 25 días para los que superan los 20 años.

En la mayoría de los países de la OCDE las vacaciones anuales se extienden entre 20 y 30 días, si bien hay otros cinco que, como Chile, las mantienen por períodos más limitados. Puede sorprender aquí, donde se otorgan tantos beneficios por antigüedad, que en algunos países existan disposiciones especiales que aumentan los períodos de descanso para los trabajadores más jóvenes. En Suiza y en Alemania, los menores de 20 años tienen vacaciones más prolongadas, como parte de una legislación que busca la protección de la juventud.

En cuanto a los feriados, en cambio, la situación se revierte, y Chile, con 15 feriados oficiales de alcance general -nueve de ellos fundados en tradiciones religiosas- y algunos de carácter específico -como el que beneficia a la Región de Arica y Parinacota para conmemorar la toma del Morro de Arica-, pasa a ser uno de los países más dadivosos. Si bien sobre este tema no rigen normas de valor universal, existen costumbres arraigadas que hacen que cada localidad imponga sus tradiciones. Razones religiosas, patrióticas o celebraciones históricas se han vuelto importantes en diversas localidades, y a veces, por tratarse de fiestas con características tan sui generis, se han convertido en un atractivo turístico.

El proyecto votado en la Cámara disponía eliminar cuatro feriados y reemplazarlos por una semana extra de vacaciones. Parece algo razonable, por cuanto si bien el balance resulta más generoso, el hecho de que el día extra se sume al período de vacaciones permite esperar un aumento de la productividad. Pero al llegar a sus etapas finales, la Cámara de Diputados solo dispuso eliminar el feriado del 12 de octubre y dejó sin modificar los otros tres. Según el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, el proyecto aprobado casi por unanimidad en la Cámara ha quedado desnaturalizado. Más bien, se ha transformado en otra iniciativa populista que dispone que las empresas, incluidas las pymes, deban cancelar la misma cantidad de dinero por menos días trabajados. No parece una fórmula para aumentar la productividad, como se había sostenido en los debates sobre la iniciativa.