Esta última novela del salvadoreño Horacio Castellanos, uno de los autores más destacados de la generación de Juan Villoro, Roberto Bolaño y Rodrigo Rey Rosa, es quizá la más ambiciosa y compleja de las que ha publicado. Se desarrolla en tres etapas y sigue, a grandes rasgos, algunas de las líneas de los migrantes salvadoreños y centroamericanos a Estados Unidos. El protagonista de la primera parte, José Zeledón, es un exguerrillero que oculta su pasado y cuenta con un permiso temporal de trabajo. Se mueve periódicamente de un lugar a otro; es un solitario, en estado de perpetua vigilancia, que lucha por no recurrir, una vez más, a la violencia cuando le dan motivos para sentirse discriminado o agredido. En esa primera parte, Castellanos escribe con un estilo seco y despojado, de frases cortas y diálogos cortantes, que se parece muy poco a su manera habitual de narrar. Zeledón ha arribado a una pequeña ciudad universitaria en Wisconsin y, en uno de sus varios empleos, da con otro salvadoreño, un profesor que baja documentos desclasificados de la CIA en torno a los intentos de reclutamiento de aquella agencia al poeta y guerrillero Roque Dalton.
El profesor, Erasmo Aragón, es el protagonista de la segunda parte. Si la primera, de menos páginas, se extiende a lo largo de varios meses, la segunda se concentra en los cinco días que Aragón pasa en Washington, investigando precisamente los cables e informes de la CIA en torno a Dalton, un poeta asesinado por sus compañeros en 1975. Acá, Castellanos retoma su estilo habitual, esos largos párrafos salpicados de comas, ágiles y serpenteantes, y su personaje, Aragón, es parecido a los de novelas anteriores: atolondrado, inseguro, muy vulnerable a los encantos femeninos. Castellanos incluso parafrasea su novela más famosa, El
asco, cuando Aragón dice que "es una estupidez ser escritor en un país en el que nadie lee", a lo que luego agrega una frase que puede leerse como una poética, "como si la vida fuese un listado de lo que a uno le hubiera gustado ser y de lo que solo la nostalgia queda". En esos cinco días, aparte del abundante repertorio biográfico, Aragón cuenta cómo, sin darse cuenta ni sospecharlo, se mete de cabeza no en una, sino en varias tramas que agitan de manera intensa su vida hasta el extremo de que huye de Washington. La tercera parte cierra todos los hilos, en un desenlace a la altura de una revisión irónica despiadada de la violenta historia de América Central en décadas recientes. Que sea a través de fragmentos, retazos e historias particulares, la hace aún más reveladora.
Horacio
Castellanos Moya.
Literatura Random House,
Santiago, 2018.
335 páginas.