Hay una duda que "Más fuerte que el destino" intenta plantear, al menos durante una parte de su metraje. Y más que una respuesta, lo que hace la película es dibujar la pregunta que formula el protagonista, Jeff Bauman (Jake Gyllenhaal): "¿Soy un héroe porque estaba ahí parado y me volaron las piernas?".
La historia, como se sabe, está concentrada en una de las víctimas del atentado en la maratón de Boston de 2013, un trabajador de 27 años que en la meta esperaba el paso de Erin (Tatiana Maslany), una joven que había sido su novia.
La explosión, que ocurre a los 10 minutos de película, lo dejó vivo, pero terriblemente dañado y sin piernas.
"Día del atentado" (2016), una versión anterior, relató el cerco y persecución de los terroristas, y esta película, en cambio, sitúa a los responsables a lo lejos, también a la policía, autoridades e incluso a la prensa, para enfocarse en el protagonista, en sus luces, cavilaciones y pavores.
La cámara, desde lo alto, encuadra el rostro de Bauman, mientras el hombre está sentado sobre su camilla, y por lo bajo se distinguen sus dos muñones. El director mantiene la fijeza del plano, para capturar en un encuadre el dolor y horror del atentado.
Y cuando sale del hospital no hay cámara para las multitudes ni despedidas, solo para el rostro del paciente, que sobre una silla de ruedas y con su mano repite una mentira: que está bien y sin problemas.
Estos son los nombres de algunos familiares -Tío Bob, Big D o Big Jeff- que con su madre, Patty Bauman (Miranda Richardson), comparten la cultura y costumbre de su grupo social: mal hablados, brutos y pobretones, hinchados de cerveza y de fervor por su país poderoso e imperial. Y más ahora, con un héroe nacional en casa, algo que altera y modifica sus hábitos. Son populares, hay prebendas y salen en televisión, un motivo esencial y vital para Patty, la madre, que con otra frase lo reconoce, y sin vergüenza: "Sin Oprah Winfrey me habría colgado del baño".
La necesidad de construir un héroe, entonces, está en su familia, luego en su ciudad y finalmente en el país. Y es posible, también, que existan razones que escapan al entendimiento de una persona sencilla, cuya preocupación más intensa y profunda es Erin, una mujer a quien querer.
Lo que en verdad necesita Bauman no es heroísmo, sino asumir que nunca recuperará su condición más querida: ser un hombre normal y corriente.
"Más fuerte que el destino", en todo caso, no se complica la existencia y las dudas personales se resuelven de manera instantánea y formidable.
Una conversación de Bauman con Carlos (Carlos Sanz), el ciudadano con sombrero de vaquero que lo auxilió y ayudó en su rescate, es el tipo de charla terapéutica y sanadora que encarrila la historia y ordena la película.
Y así es como lo distinto e incómodo se limpia y desaparece.
Y así es como ganan las fórmulas y triunfa lo de siempre.
"Stronger". EE.UU., 2017. Director: David Gordon Green. Con: Jake Gyllenhaal, Tatiana Maslany, Miranda Richardson. 119 minutos. T.E. +7.