Sobre la baranda de un puente, un grupo de hombres y mujeres apenas mantienen el equilibrio, mientras sudan de miedo y dolor, porque a sus espaldas unos civiles armados los ofenden y amenazan.
En este grupo están los protagonistas de "Cirqo", algunos en primera línea y otros en las sombras: Mario (Roberto Farías) y Jaime (Iván Alvarez de Araya) son los que deberían morir, y el jefe del pelotón es un hombre flaco y cruel de apellido de Martínez (Pablo Krogh).
Mario y Jaime se deciden, saltan al vacío y a las frías aguas de un río que los guía y protege, pese a los tiros y rabia de sus perseguidores.
Orlando Lübbert, el director de la premiada "Taxi para tres" (2001), aborda al Chile de los años de la dictadura, pero su intención es contar una historia y narrar un cuento sin que los discursos o las ideologías contaminen al relato o a los personajes.
No porque no existan, sino porque en esta curva del camino lo que importa es básico y humano: sobrevivir y escapar.
Las vidas pasadas de Mario y Jaime son esbozos y sombras, porque su salvación es integrarse a la tropa del circo Donozzo como dos payasos de ocasión.
Los acoge el dueño y presentador, Don Tirso (Alejandro Trejo), que encabeza un espectáculo pobre, modesto e itinerante, con un par trapecistas, los familiares de los artistas y Mister Cooper (Daniel Antivilo), el lanza cuchillos.
Se suceden los viajes y las presentaciones, que ocupan demasiado metraje y son algo redundantes, pero en ese lugar aparece el país de ficción y disfraz que se oculta entre los aplausos del respetable público.
En las afueras y en el país real, la dictadura se mueve lentamente, con las fotos de Pinochet y la voz de Merino por alguna radio. Y con esos funcionarios subalternos, como Martínez y su escuadrón, que deben emprender la retirada y camuflarse.
El tiempo en la película transcurre de manera vaga e imperceptible, pero es ineludible y va dejando su marca en los personajes.
Los instantes de los cambios no son precisos ni únicos, pero en algún momento alguien deja de creer o de querer: los que huyen, lo que no quieren ser encontrados o bien los que no saben qué hacer.
En el país, lo único estable y permanente parece ser la naturaleza y Lübbert filma una y otra vez, con cordillera incluida, el paisaje de Chile.
"¿Cómo lo haces con tu rabia?", pregunta un personaje.
No hay una respuesta única.
Están los que se la tragaron, otros piensan en la venganza y algunos construyeron el perdón con ese material.
Orlando Lübbert, su respuesta, es una película sobre la transición, y el tono final de "Cirqo" es la tragedia y desesperanza del tiempo político y de las vidas que se van. Es una película sobre mimos y disfrazados; sobre conversos, travestidos y comediantes.
Es sobre la mentira, el olvido, el acomodo y los cariños perdidos.
Es sobre lo detenido y lo desaparecido.
Chile, 2013. Director: Orlando Lübbert. Con: Roberto Farías, Pablo Krogh, Alejandro Trejo. 100 minutos. T.E. +7.