El único género que le gusta a la Academia de Hollywood es el drama. O el dramón, para qué estamos con cosas. Los premios técnicos suelen ser más variados, pero en las categorías "importantes", especialmente en Mejor Película, siempre abundan los dramas históricos, los de amor, los basados en la vida real o todos los anteriores combinados. Rara vez hay comedias. Y mucho menos películas de terror. ¿Por qué será?
Siempre que se busca explicar el errático criterio de la Academia se basurea a sus votantes. Que son mayoritariamente ancianos caucásicos, que aman el Hollywood clásico y glamoroso, y que tienen un altar con velitas para Meryl Streep en sus casas. No es exactamente el perfil que disfrute, o entienda, el género del terror, y eso se nota. Para que una película de terror entre en las categorías grandes se tiene que disfrazar de otra cosa, y si no me creen, pregúntenle a Jordan Peele. Porque aunque su "Huye" (nominada a cuatro premios: Mejor Película, Mejor Director, Actor y Guión Original) es una película de terror de tomo y lomo, también es una historia con un tema de alto impacto en los EE.UU. de Donald Trump. Sí, no es una película de terror, es un "thriller social" muy vigente sobre la omnipresente tensión racial norteamericana. No es una película de científicos locos y trasplantes de cerebros, ni tampoco una historia de sobrevivencia con violencia y asesinato. Es una película seria.
Porque esa es la fórmula para que un votante de la Academia se fije en tu película de terror. Disfrazarla de otra cosa. Puede que tu película sea "El cisne negro" (2010) y tenga a una bailarina de ballet descendiendo irremediablemente a la locura, con imágenes de pesadilla y momentos de genuino espanto, pero no es terror si es terror psicológico y si tiene algo que decir sobre el arte. ¿Y "Sexto sentido" (1999), la anterior película de terror nominada a Mejor Película, hace casi veinte años? También es un dramón íntimo. Tiene fantasmas espeluznantes, pero además mucho susurro y lágrimas. Y aunque ganó en todas las categorías importantes (Película, Director, Guión, Actor y Actriz), "El silencio de los inocentes" (1991) tampoco es una película de terror, es sobre una agente del FBI buscando a un asesino en serie, y su personaje más memorable es un caníbal de alto nivel intelectual con capacidades que bordean lo sobrenatural. "Bordean", dije. Vengan esos Oscar.
Además de las nombradas antes, solo otras dos películas de terror han sido nominadas a Mejor Película, llegando al triste número de seis títulos en noventa años de historia: "Tiburón" (1976) y "El exorcista" (1973), dos filmes absolutamente extraordinarios que de alguna manera cambiaron la historia del cine, y que fueron bastante notorias y difíciles de ignorar. Lamentablemente, ninguna ganó.
Así que suerte el domingo, Jordan Peele. Ojalá el votante de la Academia deje ese susto de lado y empiece a disfrutar este género tan rico en emociones fuertes y transgresiones. Es eso, o que Meryl Streep haga una de terror.