Qué extraña sensación nos invade cuando muere una persona a la que solo hemos conocido por sus obras. No es un pesar grande, sino una lástima. Lamentamos cuando un escritor, poeta, pintor, dibujante, músico..., pasa a mejor vida, porque apreciábamos sus realizaciones. Y por sus creaciones uno les guardaba un cariño difícil de definir.

Experimento este curioso sentimiento ahora que mi buen amigo Pepe, periodista y escritor notable, me informa sobre la muerte de Forges, gran humorista gráfico español que publicó sus viñetas por más de 50 años en diversos diarios y revistas.

Yo solo conocí sus "monos", ni siquiera sabía que se llamaba Antonio Fraguas de Pablo. El humor fue su vida. Un día le dijo a su padre: "Quiero ser dibujante de chistes en serio". Su padre le dijo que sí, pero que sus dibujos debían reconocerse a varios metros de distancia. Y así fue. Quienes leíamos el semanario Interviú reconocíamos desde lejos los dibujos y globos de diálogo de Forges.

Recuerdo uno de sus "monos": El funcionario le pregunta a una mujer: "¿Profesión?", y ella: "Limpiadora, cocinera, doncella, costurera, planchadora, niñera, maestra, telefonista, recepcionista, choferesa, psiquiatra, enfermera, puericultora, economista, matemática, intendente, sensual geisha y amante". Él: "Todo eso no cabe". Ella: "Pues ponga 'ama de casa', es lo mismo". Adiós y gracias, Forges.

MENTESSANA