En un edificio en el centro de Londres, por 1950, el diseñador Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) dicta las pautas de la moda y sus clientas parten en la realeza y siguen por las señoras y señoritas de la alta sociedad.
Son varias plantas repletas de peldaños, escaleras y costureras, pero hay un salón único y principal en el primer piso, que es donde se sirve el desayuno.
En esos momentos exige silencio y los sonidos lo irritan: el crujir del pan entre los dientes, el sorbido del té y lo que rompe la rutina y las costumbres de la casa Woodcock, un pequeño imperio que levantaron Reynolds y su hermana Cyril, una Lesley Manville extraordinaria, que en varias películas de Mike Leigh, como en "Secretos y mentiras" (1996), fue una mujer parlanchina de clase baja y trabajadora, y que ahora es una esfinge enigmática.
Paul Thomas Anderson, el director de "Petróleo sangriento" (2007), "The master" (2012) o "Vicio propio" (2014), filma un castillo de la contención sentimental, donde los afectos y el cariño permanecen bajo llave, controlados y a buen resguardo.
Reynolds es metódico, perfeccionista y reconcentrado, evita cualquier debilidad, intimidad y dependencia, y por eso se mantiene soltero, pero también para conservar su grado de artista, una condición única, independiente e intransable. Y como es un artista del diseño, la armonía y la elegancia, se permite lo otro: cierta neurosis, desprende miedo, se intuye su arrogancia y la sola idea de compartir su vida significa traición.
Conduce su auto a toda velocidad y el director lo filma en la cabina y lo ilumina y encapsula en el vértigo y bramido de la máquina, porque lo que ruge y corre sin medida debe ser la bestia, pero no Reynolds, el hombre distante y cerebral.
"El hilo fantasma", sin embargo, es una historia de amor.
La mujer se llama Alma (Vicky Krieps), es camarera, exhibe buena memoria y en principio exige poco y no pide nada a cambio.
Es más joven, naturalmente, y viene de un mundo distinto, pero lentamente se amolda al edificio, se ajusta a las circunstancias e incluso llega a cruzar palabras y sonrisas con Cyril, esa hermana silenciosa que podría ser tantas cosas insondables y quizás perversas, crueles, inhumanas.
En la casa Woodcock, que despide aroma a limpieza y pulcritud, hay fantasmas que viven en la memoria, sus habitantes son seres adultos y complejos y se teje un cuento con varias preguntas: ¿será demasiado artista para tan poca musa, o bien es mucha la musa para tan escaso artista? Es que no se sabe si Reynolds la eligió a ella, o bien si Alma lo escogió a él.
Tampoco es una historia de amor inmortal, aunque es cierto que se parece.
En realidad es algo diario, tormentoso y apenas sujeto por un hilo fantasma: vivir juntos hasta que la muerte los separe.
"Phantom thread". EE.UU., 2017. Director: Paul Thomas Anderson. Con: Daniel Day-Lewis, Vicky Krieps, Lesley Manville. 130 minutos. T.E. +7.